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Una obra de amor

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Una iniciativa subvencionada por los Programas de Gran Escala de Rotary, pretende solucionar el elevado índice de mortalidad materna en Nigeria

Por Fotografía:

En las afueras de Abuja, bajo un sol abrasador de noviembre, una mujer embarazada, apoyada en el brazo de su amiga, cruza un patio y desaparece en un cobertizo de ladrillo. Momentos después, desde dentro del cobertizo, llegan gritos de «¡Empuja! ¡Empuja!» Unos minutos después la pareja reaparece, solo que esta vez la mujer está sentada en una silla de ruedas empujada por su amiga. Otra mujer camina a su lado con un bebé recién nacido.  

 La mujer en la silla de ruedas está angustiada. Desde el otro lado del patio, una enfermera corre hacia ella. «¿Por qué no viniste al centro de salud para dar a luz al bebé?», pregunta la enfermera mientras controla la presión arterial de la mujer. Otros trabajadores de la salud la rodean. «Ha perdido mucha sangre», grita la enfermera. «No queremos que muera aquí». 

 Sus atenciones son inútiles. La mujer se desploma en la silla de ruedas. La enfermera levanta la vista y pronuncia una admonición. «La forma más segura es dar a luz en el hospital», afirma. «¿Ven lo que le ha pasado a esta mujer? La perdimos. ¡La perdimos!» 

 Transcurren unos segundos de profundo silencio y, a continuación, desde todos los rincones del patio, ocupado por decenas de personas sentadas bajo lonas azules y a la sombra de un árbol solitario, llega una gran oleada de aplausos. La representación ha sido todo un éxito.

Victoria Okwute (izquierda) interpreta un sketch sobre la importancia de dar a luz en un centro de salud.

En el taller apoyado por Rotary, los trabajadores sanitarios explican las señales de sufrimiento materno.

Eso es precisamente lo que sucede en el patio del Centro de Atención Primaria de Salud de Kuchingoro: una representación, escenificada en beneficio de las casi 200 personas que se han reunido esta mañana a las afueras de Abuja, la capital de Nigeria. La enfermera no es una actriz profesional sino Victoria Okwute, directora de enfermería del centro de salud, y la ocasión es un taller organizado con el apoyo de Rotary para abordar el elevadísimo número de muertes que se registran durante el parto en Nigeria.  

Ningún país tiene un mayor número de casos de mortalidad materna que Nigeria. En 2020, murieron 82 000 mujeres embarazadas y madres primerizas, casi cuatro veces más que en la India, donde se produce el segundo mayor número de muertes maternas.

Un factor que contribuye a esta alarmante cifra es el hecho de que el sesenta por ciento de los partos en Nigeria se producen fuera de un centro de salud u hospital, lo que significa que las madres y futuras madres son mucho más vulnerables si surgen complicaciones. Y estas se presentan con frecuencia: Las principales causas de mortalidad materna son las hemorragias posparto, los partos obstruidos y la eclampsia, que es una complicación que provoca convulsiones, hipertensión y daños orgánicos. «La mayoría de la gente ve las muertes como un castigo de los dioses o algún tipo de brujería", afirma la comadrona Ashezi David Alu». Pero se trata de un puro acto de negligencia por la mala gestión de esas complicaciones». 

Ahora, una subvención de dos millones de dólares de los Programas de Gran Escala de La Fundación Rotaria aborda de lleno este problema. El objetivo de este programa de tres años de duración es reducir en un 25 % la mortalidad materna y neonatal en las zonas objetivo. Conocida como Together for Healthy Families in Nigeria (Unidos por la salud de las familias en Nigeria), la iniciativa está patrocinada por el Distrito 1860 (Alemania) en colaboración con los distritos 9110, 9125, 9141 y 9142 (Nigeria), así como por el Grupo de Acción de Rotary para la Salud Reproductiva y Materno-Infantil.  

La iniciativa, que tiene lugar en zonas específicas de tres estados nigerianos y el Territorio de la Capital Federal, se basa en la labor realizada anteriormente por los socios de Rotary del país. Se espera que, una vez que el programa demuestre su eficacia, se aplique en toda Nigeria y en otros lugares. Es fundamental que, para garantizar que la intervención y sus beneficios duren mucho más que los tres años del ciclo de subvención, los socios de Rotary colaboren con los organismos federales y estatales en la ejecución del programa.  «Este proyecto generará más proyectos», insiste Toyosi Adebambo, gerente del programa.  

Anteriormente, Adebambo trabajó 16 años en USAID y sus colaboradores en la implementación cuentan con experiencia en campos que van desde el monitoreo y la evaluación, la administración y los recursos humanos, hasta la gestión de proyectos. Él se afilió a Rotaract en 2004 cuando cursaba estudios universitarios de estadística, y más tarde se afilió al Ciberclub Rotario de One Nigeria. Cuando supo de la subvención para Programas de Gran Escala, se postuló para trabajar en la iniciativa. «Cuando piensas en cómo será la situación dentro de 10 ó 20 años, quieres imvolucrarte para asegurarte de que el programa realmente funciona», afirma. «Nadie lo hará mejor que un rotario».

Faith Gideon y Judith Anyah visitan a la embarazada Theresa Andrew.

Ese mismo día, una vez concluida la representación en el patio, la trabajadora de la salud de la comunidad, Faith Gideon, abandona el centro de salud de Kuchingoro con un delantal azul de «Unidos por la salud de las familias en Nigeria» y, tras recorrer una serie de caminos de tierra roja, llega a la casa de Theresa Andrew.  

Sentada frente a Andrew, embarazada de cinco meses de su primer hijo, Gideon anima a la futura madre a acudir a la clínica al primer síntoma de problemas. «Si tienes algún problema», explica, «si hay algo que no entiendes, si el bebé deja de dar patadas, cualquier cosa».  

Gideon continúa hablando sobre los peligros de la malaria para las mujeres embarazadas y entrega a Andrew un mosquitero. También le proporciona un kit de parto, que contiene un cubrecama, jabón, una ligadura para el cordón umbilical, guantes de látex, una cuchilla de afeitar y gasas. Una de las razones que aducen las mujeres para no dar a luz en una clínica es la percepción de que es más costoso, en parte porque a menudo tienen que llevar sus propios suministros.  

Gideon recorre los caminos de la comunidad tres veces por semana para visitar a mujeres embarazadas y madres recientes. Es una de los 84 trabajadores de la salud de la comunidad que, durante dos días del pasado mes de julio, recibieron capacitación gracias a la iniciativa apoyada por Rotary. Los mejores participantes en estas capacitaciones se convertirán a su vez en instructores, contribuyendo así a ampliar el programa. 

Los trabajadores de la salud aprendieron sobre temas como cuidados prenatales y postnatales básicos, complicaciones del embarazo, derivaciones clínicas, riesgos de los partos en el hogar y métodos modernos para la planificación familiar. Aprendieron, además a sensibilizar a las mujeres embarazadas y a las madres recientes sobre temas como la nutrición prenatal, la lactancia materna, las vacunas infantiles y cuándo se deben empezar a dar alimentos sólidos.

La trabajadora de la salud Melvina Tanze (derecha) examina a Nafisa Abubakar y a su hija, Halima Ode, durante una visita domiciliaria en Nasarawa (Nigeria).

Las visitas domiciliarias financiadas por el programa alientan a las familias a visitar los centros de salud.

En un principio, los organizadores del programa habían previsto que estas visitas se realizaran tres veces por trimestre, pero rápidamente cambiaron de idea al darse cuenta de su eficacia. Ahora los trabajadores de la salud hacen la ronda tres veces por semana, lo que significa que, en sus tres primeros meses, la iniciativa ha superado su objetivo trienal en cuanto a número de visitas. «Cuando visitamos a la gente en sus casas nos relacionamos y hablamos con ellos», afirma Gideon. «Hacemos que se sientan cómodos y esto hace más probable que vengan al centro de salud». 

Y todo gracias a un encuentro casual en un hotel de California hace 30 años.


En marzo de 1994, durante su estancia en California para asistir a la Asamblea Internacional anual de Rotary, los gobernadores de distrito electos Emmanuel Adedolapo Lufadeju y Robert Zinser entablaron una conversación. Lufadeju, ahora socio del Club Rotario de Ibadan-Jericho Metro (Nigeria), describió una visita que había realizado recientemente a la sala de maternidad de un hospital de su país; Zinser, socio del Club Rotario de Ludwigshafen-Rheinschanze (Alemania), lo escuchaba atentamente. Esa conversación dio lugar a una relación de colaboración de 30 años entre socios de Rotary de Nigeria y Alemania que trabajaron para mejorar la salud materno-infantil y dieron a luz al Grupo de Acción de Rotary para la Salud Reproductiva y Materno-Infantil, que culminó con la reciente subvención de dos millones de dólares de los Programas de Gran Escala.  

Por el camino, los socios de Rotary comenzaron a centrarse en recopilar datos sobre muertes maternas para descubrir problemas relacionados con la calidad de la atención y ayudar a determinar qué intervenciones tendrían más sentido. Su labor de vigilancia se integró en el sistema de salud nigeriano. Los socios de Rotary también brindaron apoyo a funcionarios gubernamentales para que presentaran un proyecto de ley, aprobado en 2021 por el parlamento nigeriano, que requería la notificación precisa de las muertes maternas. Dado que la mayoría de las mujeres en el país dan a luz fuera de los centros médicos, anteriormente no se llevaban registros sobre la causa de sus muertes.  

La iniciativa Unidos por la Salud de las Familias en Nigeria estudia los índices de cumplimiento de este requisito, centrándose en los centros de tres estados y en el Territorio de la Capital Federal, donde se inició el programa. En el primer trimestre de 2023, sólo el 8 % de los centros notificaban correctamente sus datos. El equipo convocó numerosas reuniones y llamadas con los responsables de la administración y, a finales del cuarto trimestre, el porcentaje había aumentado hasta el 90 %.  «La siguiente fase consiste en relacionar estos datos con la calidad de la atención y mantener conversaciones con los ministros de salud de varios lugares sobre lo que estamos descubriendo y lo que pueden hacer para subsanar cualquier problema», señala Lufadeju. «Por suerte, contamos con buenas relaciones».

Emmanuel Adedolapo Lufadeju comenzó a trabajar con rotarios alemanes en iniciativas de salud materna en 1994.

En agosto de 2023, Lufadeju, socio de Rotary desde 1980, fue nombrado presidente de un subcomité sobre maternidad segura del organismo de salud nigeriano. Su labor contribuyó a abrir puertas para que los socios de Rotary abogaran por recursos adicionales. «Cuando solicito reunirme con los funcionarios federales de sanidad, no me dicen que no», afirma Lufadeju. «No pueden decirme que no tienen tiempo, porque soy una de las principales partes interesadas. Soy parte fundamental de su sistema». 

En la Agencia Nacional para el Desarrollo de la Atención Primaria en Abuja, Lufadeju saluda calurosamente a Chris Elemuwa, director de movilización social y desarrollo comunitario de la agencia. Hoy, Lufadeju está aquí para solicitar a la agencia que asuma la responsabilidad de encargarse de los diálogos comunitarios y los datos de mortalidad materno-infantil. Parte de la estrategia del equipo del programa de Rotary no consiste simplemente en ejecutar las intervenciones en los próximos tres años, sino en convencer al gobierno para que las asuma a largo plazo.  

Lufadeju llevaba años intentado hacer contactos con la agencia, que presta apoyo a los trabajadores de la salud de la comunidad en todo el país. Por último, cuando se estaba gestando la subvención para Programas de Gran Escala, envió un correo electrónico a Elemuwa y solicitó reunirse con él. «Hemos establecido una verdadera relación de hermandad», comenta Lufadeju. «Nada de lo que hacemos sería posible sin él». 

Dos días después de la reunión entre Lufadeju y Elemuwa, el equipo del programa realiza otra visita de promoción, esta vez al Ministerio de Sanidad de Nasarawa, estado predominantemente agrícola situado al sureste de Abuja. A un lado de una larga mesa de conferencias se sientan seis directores del ministerio encargados de supervisar todo, desde la medicina y la salud reproductiva hasta, y esto es fundamental, las finanzas y la planificación. Al otro lado de la mesa se sientan los integrantes del equipo del programa de Rotary. 

Tras unas cuantas bromas y un intercambio de cumplidos, los dos equipos se ponen manos a la obra. El estado ha comenzado a destinar parte de su personal a complementar las visitas domiciliarias del programa, y los funcionarios están interesados en realizar una evaluación provisional para ver qué intervenciones están avaladas por los datos. También desean saber qué deberían hacer de forma diferente ahora mismo en las comunidades que no forman parte del programa. El director de finanzas ya se está asegurando de que todo esté en su lugar para cuando el programa de Rotary esté completo. «Queremos que se hagan cargo de él, y la única forma en que pueden hacerlo es integrarlo en el programa estatal y en su presupuesto», explica Lufadeju.

Los socios de Rotary (de izquierda a derecha) Toyosi Adebambo y Emmanuel Adedolapo Lufadeju en el palacio de un líder tradicional del estado de Ekiti.

El equipo del programa de Rotary realiza una labor de promoción similar en el ámbito comunitario, trabajando con los líderes religiosos, tradicionales, juveniles y empresariales locales interesándose por qué les gustaría ver. «Los reyes y los jefes locales han comenzado a hablar sobre cómo ayudarnos», recuerda Adebambo, gerente del programa. «Ya no se trata de si nos ayudarán».


Un recorrido por el Centro de Salud Primaria de Wamba Road, en Akwanga, estado de Nasarawa, muestra el funcionamiento de la iniciativa de los Programas de Gran Escala. Como parte del programa, las mujeres embarazadas se distribuyen en grupos conforme a las fechas previstas para sus partos. Las integrantes de estos grupos acuden juntas a la clínica para cada una de sus siete visitas prenatales.  

Los estudios realizados respaldan este tipo de enfoque grupal de la atención prenatal ya que genera un sentido de camaradería social entre las mujeres, lo que refuerza aún más la necesidad de acudir a las visitas prenatales. Sorprendentemente, aunque aumente el número de mujeres que acuden a la clínica, el hecho de poder realizar una serie de tareas de modo colectivo disminuye la carga de trabajo del personal. 

 Cuando empezó el programa, este centro recibía unas 75 visitas prenatales al mes. En los seis primeros meses de aplicación del programa, la cifra aumentó a unas 185. El componente de promoción comunitaria del programa empezó en junio y, a partir de entonces, las visitas se dispararon a unas 570 al mes. No todas las mujeres que acuden a las clínicas prenatales dan a luz en los centros, pero el porcentaje sigue aumentando: en tres meses se ha pasado del 18 % al 66 %. La atención posnatal, incluidas las vacunas, aumentó del 2 % por ciento de los asistentes al 70 %. «El impacto es enorme», afirma Adebambo. «Esta es la parte divertida».

Charity James (izquierda) y Ashezi David Alu examinan los suministros proporcionados gracias al programa.

Charity James y Sabina Gyado, enfermeras que ayudan al personal de la clínica, sacan carpetas con el programa que deben seguirse en cada una de las siete visitas, con temas como planificación familiar, hemorragias, parto prematuro y cuidado infantil. Hay notas para los facilitadores, así como ilustraciones sencillas que ayudan a enfatizar ciertos puntos a las mujeres que asisten. Una de ellas muestra la imagen de un bebé con el cordón umbilical irritado. «Hacemos hincapié en que si ven un cordón umbilical rojo y caliente, acudan al hospital», señala James. «Si se trata de tu vecina, llévala allí». 

En la sala de parto de la clínica, una bombilla sobresale de la pared por encima de un mostrador situado cerca de una de las camas del hospital. El dispositivo, proporcionado como parte de la iniciativa Unidos por la Salud de las Familias en Nigeria, mantiene a los bebés calientes, como lo haría una incubadora, mientras se les asea y sus madres se recuperan. «Esto no es algo que se vea en otros centros de salud primaria del estado de Nasarawa», afirma Ashezi David Alu, que trabaja para el programa de Rotary como comadrona principal del estado. Junto al mostrador hay un mostrador con suministros médicos, como vitamina A, pomada oftálmica, vitamina K y otros elementos esenciales, que el programa proporciona. 

Históricamente, el gobierno nigeriano no ha asignado un presupuesto suficiente para el sector sanitario, lo que ha dado lugar a unas infraestructuras deficientes y a una falta de suministros y proveedores cualificados. Según los estudios realizados, la atención de mala calidad, más que la falta de acceso a un centro de salud, es lo que más contribuye a la mortalidad materna y neonatal en todo el mundo.  Para subsanar esta carencia la iniciativa de los Programas de Gran Escala ofrece capacitación sobre obstetricia de emergencia y atención neonatal a los trabajadores de la salud. Desde entonces, los organizadores del programa han oído historias de trabajadores de la salud que han utilizado sus nuevos conocimientos para reanimar a bebés con asfixia, o falta de oxígeno, al nacer. Solo en el tercer trimestre de 2023, 210 trabajadores de la salud de los tres estados y el territorio de la capital cubierto por la iniciativa recibieron esta capacitación. 

Los trabajadores de la salud también recibieron formación sobre cómo brindar una atención respetuosa de la maternidad, haciendo hincapié en los derechos de las mujeres, los niños y sus familias, y permitiendo a las mujeres disfrutar de sus preferencias personales y culturales sobre el parto sin dejar por ello de recibir una atención de calidad. Además, los trabajadores de la salud también recibieron capacitación sobre cómo responder en situaciones de gran carga emocional. «Los trabajadores de la salud siempre están en primera línea», apunta Adebambo. «Los capacitamos sobre cómo reaccionar y responder».

Ashezi David Alu durante un diálogo comunitario en el Centro de Salud Primaria de Gwanje.

Una escena totalmente distinta se desarrolla en el exterior del cercano Centro de Salud Primaria de Gwanje, donde se han reunido varios centenares de personas, congregadas a la sombra: adolescentes, mujeres embarazadas y mujeres con sus hijos bajo tiendas de campaña en el centro; hombres bajo un árbol de mango a la izquierda de las mujeres; y algunos niños bajo un depósito de agua a su derecha. Campos de maíz se extienden más allá de las paredes de cemento del complejo. 

La necesidad de incluir tanto a mujeres como a hombres se hace evidente cuando surge el tema de la planificación familiar. La multitud se ríe cuando una trabajadora de la salud saca un modelo de pene de madera de un cubo. Los chicos, que hasta ese momento habían estado holgazaneando, prestan atención con los ojos muy abiertos, cuando la ven demostrar cómo se utiliza un preservativo masculino. Más tarde, durante una sesión de preguntas y respuestas, una mujer con seis hijos dice que le gustaría probar la planificación familiar, pero su esposo se niega. «¿Está aquí?», pregunta la facilitadora. «Sí, está aquí. ¡Ahí mismo!», señala. Una vez más, la multitud estalla en carcajadas. La animadora se niega a dar una respuesta concreta, afirmando que este asunto debe tratarse durante una conversación a nivel familiar.  

Los investigadores han identificado cuatro factores que aumentan el riesgo de mortalidad materna: quedarse embarazada con demasiada frecuencia, cuando se es demasiado joven, demasiado mayor o se está demasiado cerca del último embarazo. La anticoncepción aborda estos cuatro factores. «Lo que hacemos mediante la planificación familiar es darle a la mujer un poco de tiempo para que recupere su energía y pueda cuidar bien a los niños que tiene en casa,», explica Alu, «para que los embarazos posteriores sean seguros para ella». 

El objetivo nacional de Nigeria es que el 27 % de las mujeres en edad fértil del país utilicen métodos anticonceptivos modernos, pero en este momento solo el 14 % de las mujeres lo hacen. «Enseñamos a las personas la diferencia entre espaciar los nacimientos y no dar a luz», explica Alu.  

Cuando el diálogo comunitario de la clínica toca a su fin, el sonido de los tambores y las bocinas impregna el ambiente. Bailarinas con tobilleras de semillas zapatean y se agitan siguiendo el ritmo. El público se acerca para observar y participar, y a medida que lo hace, el círculo de bailarines se ensancha y late con energía Incapaz de resistirse, Lufadeju abandona sus modales de profesor y se une a la multitud, un socio más de Rotary que contribuye al círculo de la vida.

Esta es una versión abreviada de un artículo publicado originalmente en el número de abril de 2024 de la revista Rotary.

Rotary amplía el acceso a la atención de calidad para madres e hijos en todo el mundo.