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Piensa en la huella de carbono de tu dieta

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Además de los automóviles eléctricos y las turbinas eólicas, tienes frente a ti una poderosa solución  al cambio climático: tu desayuno, tu almuerzo y tu cena. Los expertos dicen que lo que comemos no solo afecta nuestra salud, sino que también afecta la salud de nuestro planeta.  

Según algunas estimaciones, un tercio de todas las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por el hombre proceden de los sistemas alimentarios del mundo, y gran parte de ellas están relacionadas con la ganadería. En consecuencia, lo que elegimos poner en nuestros platos tiene un gran impacto. Según un estudio de la Universidad de Oxford, las personas que siguen una dieta a base de plantas, son responsables de un 75 % menos de emisiones de gases de efecto invernadero que las que comen una ración típica de carne al día. 

«Hasta hace poco, no tenía ni idea de que lo que comemos tuviera algo que ver con el clima o el medioambiente» afirma Kris Cameron, maestra jubilada de Wenatchee, Washington (EE. UU.). «Comparo la adopción de una dieta a base de plantas con las zapatillas de rubí de Dorothy de la película El mago de Oz: hemos tenido el poder todo el tiempo para mitigar el cambio climático; solo tenemos que usarlo».

Cameron es miembro del Grupo de Acción de Rotary para la sostenibilidad medioambiental y de un grupo de trabajo sobre una dieta a base de plantas, que educa a personas de todo el mundo sobre el poder que tienen sus elecciones alimentarias individuales y colectivas para reducir las emisiones que calientan el planeta.

Niels Lund, del Club Rotario de Solana Beach Eco, California (EE. UU.), recoge los productos no vendidos de un mercado de agricultores para que sean distribuidos en un banco de alimentos. Reducir el desperdicio de alimentos es una de las soluciones climáticas con mayor impacto.

Fotografía de Amelie Catheli

El interés por la dieta a base de plantas está creciendo, en gran parte, debido a la preocupación por el cambio climático, otros impactos ambientales, el bienestar animal y la salud. Como su nombre indica, esta dieta incluye frutas y verduras, junto con frutos secos, semillas, aceites, cereales integrales y legumbres. Asimismo, requieren menos productos de origen animal, como la carne, los lácteos, los huevos, el pescado y el marisco. 

El club de Cameron, el Club Rotario de Wenatchee Confluence, ubicado en el centro del estado de Washington, educa a su comunidad organizando una comida mensual a base de plantas que atrae a animadas multitudes. Un jueves de junio por la noche, la cocina comunitaria se llenó de risas y el fascinante aroma de una docena de platos, entre ellos una paella vegetariana con corazones de alcachofa en lugar de marisco, un pad thai y coloridas ensaladas. 

Los mayores impulsores de las emisiones en la producción de alimentos proceden de la agricultura y el uso de la tierra, incluido el metano producido por la digestión del ganado, el óxido nitroso de los fertilizantes y el dióxido de carbono liberado por la tala de bosques para granjas y pastos. Los residuos de alimentos, junto con el metano que generan en los vertederos, son otro factor contribuyente. 

Según un estudio publicado en 2021 en Nature Sustainability, un cambio mundial hacia la adopción de una dieta a base de plantas de aquí a 2050 podría suponer la eliminación de suficiente dióxido de carbono de la atmósfera para mantener el calentamiento global en 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales. Por el contrario, sin cambios, el consumo mundial de alimentos podría añadir casi un grado centígrado al calentamiento de aquí al año 2100, según un estudio publicado en la revista Nature Climate Change. 

El estudio de la Universidad de Oxford, realizado en el Reino Unido, concluyó que si las personas que comían más de 100 gramos de carne al día redujeran su consumo a menos de 48 gramos eso equivaldría a retirar ocho millones de automóviles de la carretera.

Aprovechando ese potencial, los activistas del clima están impulsando un Tratado a base de plantas, un compromiso centrado en los alimentos para mitigar el cambio climático, como complemento del Acuerdo de París de 2015. Asimismo, Project Drawdown, grupo de investigación que estudia soluciones climáticas, considera que la adopción a gran escala de una dieta a base de plantas es la segunda forma más eficaz de mantener el aumento de la temperatura global por debajo de los dos grados centígrados para 2100.

En cifras

  1. 1/3

    de las emisiones de gases de efecto invernadero de origen humano proceden de los sistemas alimentarios

  2. +1°

    calentamiento en grados Celsius que el consumo actual de alimentos podría añadir de aquí a 2100

  3. -75 %

    diferencia entre las emisiones generadas por una dieta vegana y una con al menos 100 gramos de carne al día

Cameron creció en una zona rural del estado de Washington dedicada a la ganadería. «Si no comías carne todos los días, es que algo te pasaba», dice.  

Su cambio a una dieta a base de plantas comenzó hace dos años, cuando trajo a casa cuatro pollitos. A medida que investigaba cómo cuidarlos mejor y cuanto más leía sobre la ganadería, menos le apetecía comer animales criados en granjas industriales. En 2022 se unió al grupo de trabajo para una dieta a base de plantas y se enteró de que casi 600 personas de todo el mundo habían participado el año anterior en el reto de 15 días de alimentación a base de plantas.  

Puesto que deseaba ampliar el éxito del reto, Cameron desarrolló una versión independiente que las comunidades o los individuos pudieran realizar en cualquier momento. El grupo de acción lo ofrece ahora en línea en todo el mundo. Además de decenas de particulares, se han inscrito organizaciones y clubes enteros, entre ellos el Club Rotario de Singapur, con cerca de 200 socios.  

Además de los beneficios para la salud, le gusta que hacer la compra ahora «parece una búsqueda de un tesoro». «La comida es más divertida», señala.  

Organiza presentaciones en el museo municipal, fomenta la educación sobre cómo cocinar a base de plantas en un banco de alimentos y colabora con una organización de salud que gestiona clínicas en toda la región. Cameron también colaboró en la elaboración de una guía regional de recursos que recoge las opciones a base de plantas de los restaurantes y tiendas de alimentos de la zona. «Visité la cámara de comercio para preguntar si querían utilizar la guía, y me dijeron: 'Claro, siempre nos preguntan por restaurantes veganos'».

La información es clave. En Alemania, cuando se informó a los estudiantes de los comedores universitarios del costo medioambiental de cada plato, eligieron platos que reducían su huella de carbono en casi un 10 %. La organización estadounidense sin fines de lucro Greener by Default trabaja con instituciones para que los alimentos de origen vegetal sean la opción por defecto en los menús, un planteamiento que ha demostrado aumentar significativamente la cantidad de comidas de origen vegetal elegidas y reducir así las emisiones de carbono.

Para Cameron y sus compañeros rotarios, eliminar la carne fue solo el primer paso. «A partir de ahí, hay que fijarse en los residuos, sobre todo de alimentos, y en el reciclaje», manifiesta. Según el Proyecto Drawdown, reducir el desperdicio de alimentos es la solución climática que tendría el mayor impacto para limitar el calentamiento global a 2 grados centígrados en 2100.

El grupo de acción publicó recientemente el manual Green Events para ayudar a los socios de Rotary a organizar eventos que reduzcan el uso de materiales y energía y minimicen la contaminación. El manual anima a los rotarios a aplicar las mejores prácticas en materia de selección de locales, eliminación de residuos, reciclaje, transporte, energía y compensación de emisiones de carbono.

Izquierda: Cindy Volyn muestra los helados sin lácteos durante una de las comidas a base de plantas del club de Wenatchee. Derecha: Brittney Loveall-Talley muestra las hamburguesas a base de plantas en un almuerzo del Club Rotario de Wenatchee Confluence.

Fotografía de Kris Cameron

«A nivel mundial, desperdiciamos entre un cuarto y un tercio de los alimentos que producimos, mientras que el 25 % de la población sufre inseguridad alimentaria», afirma Amelie Catheline, presidenta del grupo de trabajo sobre el desperdicio de alimentos del grupo de acción y socia del Club Rotario de Solana Beach Eco, California. 

Al descomponerse, los residuos alimentarios producen metano, un gas de efecto invernadero aún más potente a corto plazo que el CO2 . En todo el mundo, los vertederos y las aguas residuales emiten 70 millones de toneladas métricas de metano, aproximadamente una quinta parte de todas las emisiones de metano de origen humano, según el Programa para el Medioambiente de las Naciones Unidas.

El club de Catheline presta apoyo a eventos locales, como un mercado de agricultores en el que los socios recogen alimentos no vendidos para donarlos a un banco de alimentos y festivales para los que proporcionan estaciones de clasificación de residuos, etiquetadas con el objetivo general de eliminar los desechos. 

Sin embargo, estos cambios de hábitos no tienen por qué significar dejar de divertirse. Las cenas compartidas del club Wenatchee Confluence fueron idea de su presidenta 2022-2023, Wendy DalPez, porque «especialmente al principio, cuando intentas cocinar más comida a base de plantas, parece abrumador y costoso comprar todos los ingredientes para elaborar nuevos platos que ni siquiera sabes si te gustarán». Las cenas compartidas ofrecen la oportunidad de probar nuevos platos e intercambiar ideas y recetas. Y están abiertas a todo el mundo, no solo a los rotarios.  

La cena compartida celebrada en junio se endulzó con un bufé de helados hechos con leche de nueces, de avena y de coco. «Pensé que renunciar al queso sería lo más difícil», apunta DalPez, que trajo una tarta de queso vegana hecha con crema de coco, «pero en realidad fue lo más fácil». Ella sustituye los lácteos por mantequilla de leche de avena y queso de anacardos. 

Antes de que terminara la velada, Cameron preguntó: «¿Quién quiere más helado?»

Este artículo fue publicado originalmente en el número de diciembre de 2023 de la revista Rotary.

El Grupo de Acción de Rotary de Sostenibilidad Ambiental promueve la conexión entre el clima y los sistemas alimentarios.


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