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Coraje, por cortesía de Rotary

Por

Mariko Noguchi

Becaria de Buena Voluntad de Rotary, 2002-2003 

  • En 2002 obtuvo una licenciatura en literatura de la Universidad Kobe (Japón)
  • Sorda de nacimiento, es una consumada lectora de labios
  • Ganó el Premio Diamante en el concurso Miss Tierra Japón 2020

Cuando fui becaria de Rotary viajé a Frankfurt (Alemania), tenía 22 años y acababa de graduarme de la universidad.

Aunque crecí en Japón, nací en los Países Bajos y viví allí hasta los dos años. Tal vez por eso siempre sentí una conexión con otras culturas y mi sueño era estudiar en el extranjero. Quería tener la oportunidad de viajar y ver el mundo. 

Nací sorda. Es una enfermedad congénita resultado de que mi madre contrajera la rubéola durante su embarazo. Puedo hablar, pero mi pronunciación es peculiar. Me preguntaba si sería capaz de comunicarme en Alemania. En agosto de 2002, cuando volé de Osaka a Fráncfort, estaba muy ansiosa. Era quizás la primera estudiante sorda de Japón en ser becaria de Rotary. Sabía que mucha gente estaba preocupada por mí, pero los socios de Rotary de Osaka y Sakai me ofrecieron un apoyo maravilloso.

Cuando llegué a Alemania, me resultó difícil hacerme entender en una conversación. A veces era más fácil comunicarme con lápiz y papel. Incluso llevaba un diario, que compartíí con Andreas Goetz, el padre de mi familia anfitriona. Mis hermanos y hermanas de acogida fueron mucho más que una familia: fueron maestros. Nunca dejaron de intentar comunicarse conmigo, incluso cuando era difícil.

  1. Ante la mirada de Andreas Goetz, su padre anfitrión, Mariko Noguchi estrecha la mano de Hans-Joachim Tonnellier, presidente 2002-2003 del Club Rotario de Frankfurt/Main-Friedensbrücke.

    Fotografía cortesía de Mariko Noguchi

  2. Noguchi celebra la Navidad con los miembros de su familia anfitriona.

    Fotografía cortesía de Mariko Noguchi

Antes de regresar a Japón, pronuncié un discurso en alemán ante los socios del Distrito 1820 (Alemania). Quería expresarles mi agradecimiento a los clubes rotarios de Frankfurt y Osaka, así como a la familia Goetz.

En ese momento, llevaba seis meses estudiando. En alemán, comencé diciendo: "He disfrutado mucho de Alemania. Me gustaría dar las gracias a todos". Al principio, mi padre anfitrión repitió cada oración de mi discurso, por si mi pronunciación no era clara. A medida que avanzaba, el eco se fue desvaneciendo y fui la única que habló. El público, de unas 40 personas, me escuchó pacientemente y, al terminar, se levantó para ovacionarme. Me emocioné hasta las lágrimas.

En 2003, tras regresar a Japón, conseguí un trabajo en la empresa farmacéutica Shionogi, fundada en 1878 y con sede en Doshomachi, un distrito de Osaka con una relación centenaria con el campo de la medicina. Mi abuelo era médico y creo que eso influyó en mi elección de carrera profesional. En Shionogi, trabajé en los departamentos de negocios internacionales, licencias y desarrollo empresarial, pero me atrajo el departamento de responsabilidad social corporativa de la empresa. Allí hice carrera y también conocí a mi marido con quien tengo dos hijas. 

Tanto cuando estudiaba en Alemania como trabajando en Osaka, mi sueño siempre ha sido el mismo: crear una sociedad libre de barreras para las personas con discapacidades auditivas. Nunca olvidaré una pregunta que me hizo una vez un pastor: "¿Estás realmente viva, o te limitas a respirar?". Todo el mundo tiene una misión, y la mía es hacer realidad mi sueño de una sociedad abierta a quienes tienen dificultades de audición.

Mariko Noguchi pasea por el jardín de su casa en Osaka (Japón).

Fotografía: Kosuke Arakawa

En 2016, inicié un proyecto en mi lugar de trabajo para concientizar al público sobre las discapacidades auditivas. Al principio, hubo cierto escepticismo. La gente no podía ver el valor de hacer que una empresa farmacéutica eliminara barreras. En mi opinión, si se trata de eliminar las barreras para las personas con discapacidades, no hay razón para que no hacerlo de modo universal. Pero también había razones únicas por las que tenía sentido hacerlo en la industria farmacéutica. Al fin y al cabo, algunos de nuestros clientes tenían problemas de audición por lo que debíamos tener en cuenta sus propias experiencias.

El proyecto se expandió rápidamente. Celebramos un acto en un hospital local y allí repartimos tarjetas a muchos pacientes, que podían utilizarlas para indicar si tenían una discapacidad auditiva. El presidente y director general de nuestra empresa apareció en un video hablando de la inclusión y la eliminación de barreras, y pronunció su discurso utilizando el lenguaje de señas. El proyecto comenzó con voluntarios, pero ahora participa toda la empresa. Recientemente organicé una serie de seminarios en línea dirigidos a profesionales de la medicina que intentan aprender a comunicarse con pacientes con discapacidades auditivas.

Nuestro trabajo no se limita a ayudar a personas con estas discapacidades. También participamos en el diseño de un nuevo envase para medicamentos sin receta para facilitar la lectura de estos envases a las personas con problemas de visión y ceguera. Este proyecto ganó el Premio al Buen Diseño 2021 en Japón.

Todos tenemos una misión y la mía es hacer realidad mi sueño de una sociedad abierta a las personas con discapacidades auditivas.


En el pasado, los audífonos sólo venían en color piel, pero ahora son artículos de moda. Esa es la actitud que esperaba proyectar cuando me presenté al concurso Miss Tierra Japón en 2020. Quería demostrar que las personas con discapacidades podían ser tan elegantes como cualquier otra persona. No tuve tanto éxito como Heather Whitestone, también con una discapacidad auditiva, que en 1994 se convirtió en la primera Miss América, pero gané el Premio Diamante. Este logro me enorgulleció mucho.

A lo largo de mi vida hube de enfrentarme a una serie de desafíos, algunos que no elegí y otros que elegí para ponerme a prueba. El día que vi el cartel en el que se solicitaban candidaturas a la beca de Rotary International, supe que era un reto que quería asumir. Estaré siempre en deuda con Rotary porque mi experiencia en Alemania me dio el valor para abordar nuevos desafíos. Cuando me viene a la mente la pregunta del pastor, puedo responder con seguridad: "Estoy verdaderamente viva, no me limito a respirar".

Mi próximo desafío es un programa internacional de posgrado en línea. Estudiaré casos prácticos de líderes empresariales con discapacidades. Quiero allanar el camino para que las futuras generaciones de personas con discapacidades auditivas asuman cargos de liderazgo.

Este artículo se publicó originalmente en el número de agosto de 2022 de la revista Rotary.


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