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Bicicletas para facilitar el acceso a la educación

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Como muchos proyectos internacionales exitosos, todo comenzó con la propuesta relativamente sencilla de un socio. Doce años después, el proyecto ha ampliado su alcance y ha conseguido la participación activa de más de 10 clubes rotarios de tres distritos de Ontario (Canadá).

En 2011, durante una visita a Camboya, Lisa McCoy, socia del Club Rotario de Gravenhurst, se dió cuenta de lo difícil que era para los niños asistir a la escuela ya que carecían de medios de transporte. A su regreso, le comentó esta situación a los socios de su club e inició una campaña de recaudación de fondos para adquirir y distribuir bicicletas usadas. Al año siguiente, McCoy lideró un equipo de 30 voluntarios a Camboya, donde compraron y distribuyeron más de 1000 bicicletas en lo que se convertiría en el proyecto anual del club.

Miembros del equipo de Wheels for Learning ensamblan bicicletas durante su visita a Camboya en 2023.

Fotografía: Mike Cole

En 2015, John Gordon, exgobernador del Distrito 7010, invitó a su amigo Mike Cole a unirse al equipo de Wheels for Learning. «En ese entonces yo era militar», recuerda Cole, «y había participado en operaciones en Namibia, Chipre, Croacia, Bosnia y Afganistán. Siempre he creído en la importancia del servicio a los demás, y Camboya me pareció una buena opción para esto». (Según él mismo admite, Cole también poseía algunas cualidades muy adecuadas para la tarea que tenía entre manos: «Soy muy organizado y me gusta trabajar en equipo»). Al año siguiente, después de que McCoy tuviera que dimitir por motivos personales, Cole ejerció de colíder del proyecto, y en 2017, el mismo año en que se unió al Club Rotario de Gravenhurst, se convirtió en el único líder -y, podría decirse, el alma- de la iniciativa Wheels for Learning.

«Muchos de los niños de Camboya tienen que caminar más de 3 kilómetros para ir a la escuela», apunta Cole. «Los atajos a través de campos y selvas conllevan la posibilidad de toparse con minas terrestres olvidadas hace tiempo, artefactos sin detonar o serpientes venenosas. Simplemente no pueden asistir a la escuela sin una bicicleta.

«Tras un par de viajes a Camboya», añade, «pronto me di cuenta de que no bastaba con proporcionar un transporte a los niños. Las infraestructuras de las escuelas rurales eran muy antiguas, estaban en mal estado o eran inexistentes. Sin pozos, letrinas ni zonas de aseo, los niños no tienen forma de usar el lavabo, lavarse las manos o tomar agua. Esta falta de infraestructuras críticas perjudica aún más a las adolescentes, que suelen abandonar la escuela en cuanto empiezan a menstruar».  

Esto impulsó a Cole a ampliar el enfoque del proyecto y en 2018 un contratista local construyó, como proyecto piloto, una letrina de tres puestos, una zona de lavado y un pozo con un tanque de almacenamiento en una escuela de la provincia de Kampong Speu. También decidió tomar medidas para mejorar la calidad de las bicicletas suministradas.  

«Hemos estado comprando bicicletas usadas, pero en «buen estado», a un vendedor de Phnom Penh», señala Cole. «Pero lo que se considera adecuado en Camboya es diferente de lo que los canadienses considerarían como tal. Nuestro planteamiento pasó de limitarnos a distribuir bicicletas a repararlas minuciosamente antes de distribuirlas. Destino unos 800 dólares a la compra de piezas de repuesto para usarlas cuando las ensamblamos. Nuestra intención es proporcionar al niño una bicicleta que esté como nueva. Como soy una persona con conocimientos técnicos y traigo a gente con conocimientos técnicos, podemos hacerlo».

Durante su visita a Camboya en 2017 , miembros del equipo de Wheels for Learning dirigieron una presentación sobre higiene dental.

Fotografía: Mike Cole

Además de la distribución de bicicletas, esta iniciativa se convirtió en un proyecto de agua, saneamiento e higiene. En 2019, el programa proporcionó fondos para que contratistas locales construyeran e instalaran cinco letrinas, tres pozos y tanques de almacenamiento, tres áreas de lavado, 32 filtros de agua y dos patios de recreo en escuelas rurales. Ese mismo año, un equipo de 22 voluntarios reparó y distribuyó 944 bicicletas, 31 kilos de material escolar, 200 libros para una biblioteca escolar, jabón y toallas para un año y una tonelada de arroz.  

La pandemia de COVID-19 obligó a cancelar el viaje en 2021, pero el proyecto siguió financiando componentes de la construcción del sistema de saneamiento y la entrega de 20 toneladas de arroz. Cole informa que, en los dos últimos años, el programa ha financiado la construcción e instalación de 148 letrinas, tres pozos, cuatro estaciones para el lavado de manos, 34 filtros de agua y dos parques infantiles. De acuerdo con la misión original del programa, 32 voluntarios repararon y entregaron más de 1300 bicicletas, con lo que el total asciende a casi 10 700 bicicletas desde que Wheels for Learning se puso en marcha, lo que dio lugar a una jubilosa celebración en la Ópera de Gravenhurst en junio de 2022, cuando el proyecto alcanzó el hito de 10 000 bicicletas entregadas. La distribución de material escolar, productos de higiene personal y libros también se ha convertido en un elemento esencial del proyecto.    

Cole señala que la iniciativa cuenta con un presupuesto anual de «más de 80 000 dólares», con el apoyo financiero de dos subvenciones distritales y donaciones de rotarios a título individual y clubes rotarios de Ontario. Los clubes son los siguientes: Bracebridge, Collingwood-South Georgian Bay, Huntsville, Kirkland Lake, Minden, Niagara Falls, North Bay-Nipissing, Orillia, Parry Sound, Toronto y Toronto West. Los socios de los clubes rotarios de Siem Reap y Phnom Penh, en Camboya, también colaboran como voluntarios en el montaje y la distribución de bicicletas y donan al proyecto. 

Pero, según Cole, la mayor parte de la financiación proviene de los miembros del equipo que participan en el proyecto. «Por lo general, nunca tenemos problemas para alcanzar nuestras metas», explica. «Aunque debemos trabajar mucho para lograrlo». 

Cole considera gratificante que la mitad de las 15 o 20 personas que participan como voluntarias en el viaje anual de servicio se apunten para volver a participar, y señala que el proyecto «no es como unas vacaciones», sino un trabajo intensivo que se prolonga desde la última semana de enero hasta mediados de febrero. En julio, dice, 17 voluntarios ya se habían comprometido a participar el año que viene.

El equipo de Wheels for Learning ha entregado más de 10 000 bicicletas en Camboya.

Fotografía: Mike Cole

«Este proyecto implica nueve días enteros de trabajo bajo un sol abrasador», afirma. «Quienes participan creen firmemente en Dar de Sí antes de Pensar en Sí. Eso es cierto, pero una vez que llegas allí, conoces a muchos canadienses increíbles. Cuando trabajas con gente durante tres semanas, forjas amistades para toda la vida. Todos los años, eso es lo que adquieres de esa experiencia. Al final de esas tres semanas, todos somos como una familia».   

El viaje anual se ha convertido en un asunto familiar para Cole. Su hija de 31 años, Lia, se ha unido al grupo en cuatro ocasiones, y su esposa, Julia, les ha acompañado una vez. El año que viene, dice Cole, él y Julia planean incluir a su hijo de 5 años, William. «Queremos que entienda lo que hacemos allí», señala. Hasta entonces, William tendrá que conformarse con ver un video sobre el proyecto producido por Mikayla Bruder, prima de Cole, que está publicado en el sitio web de Wheels for Learning.   

Cole dice que todos los años vive «un momento muy emotivo». «Llega durante la primera distribución de bicicletas, cuando veo la emoción y las sonrisas no solo en las caras de los niños que las reciben, sino también en las de sus padres», expresa. «Es una sonrisa de esperanza, sueños y futuro». 

Este artículo fue publicado originalmente en el número de octubre de 2023 de la revista Rotary Canada.

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