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El valor de un pozo

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Un proyecto de Rotary que suministra agua potable a aldeas de Zimbabue reporta grandes beneficios

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Nadie da el acceso al agua por sentado en Zimbabue, y menos los residentes de Musekiwa y Mushaki. Ubicadas a unos 160 kilómetros de la capital, Harare, las dos aldeas se han visto drásticamente afectadas por la escasez de agua del país. Hasta hace poco, muchos residentes tenían que caminar todos los días cinco kilómetros o más para encontrar agua.

«Obtenían algo de agua de pozos abiertos, algunos de ríos», explica Trymore Tafadzwa Kabanda, concejal de Mushaki. 

En cifras: Proyectos de agua, saneamiento e higiene de Rotary

Subvenciones globales otorgadas desde 2019 para estos proyectos: 1247 subvenciones por un total de más de USD 93 millones

  • Número de países en los que los clubes han utilizado fondos de subvenciones globales para estos proyectos: 95
  • Mayor subvención: USD 800 000
  • Menor subvención: USD 30 000

Eso cambió cuando dos clubes rotarios a miles de kilómetros de distancia decidieron colaborar en un proyecto financiado por una subvención. Socios del Club Rotario de Santa Elena, California (EE. UU.) se enteraron de la situación de las aldeas en 2020 gracias a un orador invitado cuya esposa se había criado en la zona. Supieron de los efectos devastadores que el cambio climático ha tenido en las precipitaciones en las zonas rurales de Zimbabue, donde más del 90 % de los hogares dependen de la agricultura como principal fuente de ingresos. Los patrones de lluvia de Zimbabue se han vuelto muy variables en las últimas dos décadas. La temporada de lluvias solía durar de octubre a marzo; ahora a veces no comienza hasta diciembre.

«Tenían un terrible problema con el agua», señala John Muhlner, expresidente del club de Santa Elena. «Las mujeres, en su mayor parte, caminaban kilómetros todos los días para llevar agua a sus hogares. A menudo iban y no encontraban agua, o tal vez el agua que encontraban estaba contaminada».

Los rotarios de Santa Elena se pusieron en contacto con el Club Rotario de Harare CBD, Harare (Zimbabue), el cual se encargó de llevar a cabo una evaluación de las necesidades de la comunidad. Después de eso, los clubes recaudaron fondos y solicitaron una subvención global de la Fundación Rotaria. El plan del proyecto con un presupuesto de 82 000 dólares consistía en cavar dos pozos, instalar bombas de energía solar y un sistema de tuberías de agua, capacitar a los residentes para mantener el equipo y llevar a cabo una campaña educativa sobre la importancia de la higiene. 

Aunque el proyecto parecía sencillo, tardó más de un año en completarse. La primera barrera era predecible: la burocracia.

«Es muy importante dirigirse a las distintas oficinas gubernamentales para obtener los permisos necesarios antes de iniciar un proyecto», apunta Antony Matsika, expresidente del club de Harare. «Tuvimos que pasar por cuatro niveles de aprobaciones: el coordinador provincial de desarrollo, el coordinador distrital de desarrollo, el consejo del distrito rural y, por último, quizá, pero no menos importante, el jefe de la zona. Si no conseguíamos la aprobación de las distintas partes interesadas, no podríamos emprender el proyecto».

Una vez que el trabajo estaba en marcha, los clubes encontraron un problema que no anticipaban: Uno de los pozos que cavaron no dio agua.

Trabajadores cavan un pozo en la aldea de Mushaki, distrito de Murehwa (Zimbabue)

Cortesía de Constancia Bosha

«En Zimbabue, se puede contratar la perforación de una de dos maneras. Una es decirle al contratista dónde perforar, y si no sale nada del pozo, usted es responsable del costo de la perforación en otro lugar», explica Dan Balfe, socio del Club Rotario de Santa Rosa, California, (EE. UU.), quien también trabajó en el proyecto. «Deberíamos haber contratado lo que se denomina un «agujero húmedo», es decir, que nos garantizaran perforar un pozo que tuviera agua. Aprendimos una lección. Como resultado, tuvimos que recaudar más fondos».

Al final, las aldeas consiguieron su agua. Ahora, los clubes de Santa Elena y Harare están planeando un segundo proyecto financiado con una subvención para ayudar a otras dos aldeas de la región. Pero todavía hay una necesidad de muchas más iniciativas de este tipo. La Organización Mundial de la Salud estima que 1,4 millones de personas mueren cada año debido a instalaciones inadecuadas de suministro de agua, saneamiento e higiene. El acceso al agua potable afecta a todos, a menudo de maneras sorprendentes.

«El agua afecta a todas las áreas de interés de Rotary», dice Mary Beth Growney Selene, presidenta del Grupo de Acción de Rotary de Agua, Saneamiento e Higiene. «No se saca a los niños de la escuela para que vayan a buscar agua al río. Los padres no tienen que pasar tiempo buscando agua, por lo que pueden ser más productivos económicamente. Las personas no son tan susceptibles a las enfermedades transmitidas por el agua. ‘Todo comienza con el agua’».

Ese fue ciertamente el caso en Mushaki y Musekiwa. «Ahora, la mayoría de los aldeanos no tienen que recorrer más de unos pocos metros para ir a buscar agua», asegura Kabanda. «Además, se previenen enfermedades como el cólera».

Kabanda y los socios de Rotary creen que los nuevos pozos protegieron a los habitantes de Mushaki y Musekiwa de un reciente brote de cólera, que puede ser causado por una bacteria presente en el agua salobre del río. Un hospital de la zona dijo que no se había registrado ningún caso de cólera en los dos pueblos, afirma Matsika. 

«Nuestra conclusión es que probablemente se deba a nuestro proyecto, al suministro de agua potable».

Obtén más información sobre la labor de Rotary en el campo del agua, el saneamiento y la higiene.

- Marzo 2024


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