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Un enfoque innovador amplía la atención de la salud mental en África

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La visión de Richard Okidi es débil. Dejó de asistir a la escuela cuando su pérdida de visión le impidió ver la escritura en la pizarra. Mientras sus compañeros seguían adelante con sus estudios, él empezó a perder toda esperanza.

«Me preguntaba que si a esta edad no veo bien, a los 40 puede que no vea nada», dice Okidi, que reside en el distrito ugandés de Agago. 

A causa de ello, Okidi pensó en suicidarse. Sin embargo, se reunió con un consejero. 

«Habló conmigo sobre mi condición, así que lo escuché», dice Okidi en un video realizado por la organización no gubernamental «Finemind». «Su apoyo me ayudó a superar» los pensamientos suicidas, afirma. 

El tratamiento de Okidi puede parecer relativamente sencillo, pero fue notable que hubiera un consejero disponible. Uganda tiene menos de tres trabajadores de salud mental por cada 100 000 personas y, en 2020, solo contaba con 42 psiquiatras para atender a una población de más de 44 millones de personas. 

Gracias a una subvención global de La Fundación Rotaria, Okidi tuvo con quien hablar. Los socios de Rotary trabajaron con Finemind para ampliar los servicios de atención de la salud mental en el distrito de Agago. Al capacitar a las enfermeras y otros trabajadores de la salud para abordar los problemas de salud mental, la subvención de Rotary tiene como objetivo brindar atención a las personas que de otro modo no recibirían tratamiento. Eso es particularmente crucial en un país donde los años de guerra civil han dejado a muchas personas traumatizadas. A finales de los años ochenta y durante décadas, un grupo insurgente llamado Lord's Resistance Army (Ejército de Resistencia del Señor) sometió a la población a una violencia brutal en su intento de derrocar al gobierno.

«Algunas personas sufrieron muchos traumas al ver a sus familiares cercanos ser asesinados por estos rebeldes», explica Specioza Kiwanuka, socia del Club Rotario de Kampala Munyonyo (Uganda), que copatrocinó la subvención de Rotary. La insurgencia también desplazó a muchas personas, añade. El distrito de Agago se vio particularmente afectado.

«La gente tuvo que huir y permanecer lejos de casa en campos de asentamiento durante mucho tiempo», sostiene Kiwanuka. «Existe mucha pobreza y la gente se ha vuelto adicta a las drogas. Hay mucha rabia y muchos problemas de salud mental en la comunidad».

Según un informe de 2016, el 35 % de los ugandeses sufren algún tipo de enfermedad mental. Ante semejante nivel de necesidad, Finemind no busca ofrecer los años de capacitación que se exige a los profesionales de la salud mental en otros países. Más bien contrata a personas con experiencia en cuidados, como enfermeras y trabajadores sociales, y les ofrece un breve curso para que aprendan los aspectos fundamentales de la atención a la salud mental. Sus consejeros pasan solo seis días aprendiendo a escuchar y brindar apoyo a las personas que sufren de depresión y ansiedad. 

«Pasamos una cantidad considerable de tiempo hablando sobre los principios efectivos de la consejería. En la consejería, no das consejos ni interrogas. Sino que se trata de invitar a la reflexión», dice Pavel Reppo, cofundador y director ejecutivo de Finemind. 

Los consejeros de Finemind administran un nivel de cuidado básico. Escuchan con empatía, documentan la condición del paciente con un cuestionario y cuando es necesario proporcionan referencias para intervenciones más avanzadas. Los pacientes de Finemind reciben un promedio de cuatro sesiones con un consejero.

«Realmente siento que he ayudado a muchas personas. Algunos de ellos vuelven y me dicen: ‘Realmente me has salvado la vida’», dice Roseline Lamwaka, consejera de Finemind en el distrito de Agago. Roseline tiene un diploma en trabajo social y anteriormente trabajó en un hospital local como consejera ayudando a pacientes seropositivos. Desde que comenzó su asociación con Finemind en septiembre de 2021, ha prestado ayuda a 174 personas.

De izquierda a derecha: Consejero de Finemind Charles Anywar, Consejera de Finemind Roseline Lamwaka, Consejera de Finemind Margaret Ayaa, Consejero de Finemind Kenneth Ocan. Cortesía de Khullood Rahman.

«Había una madre que bebía alcohol todos los días. No le importaba su familia, ni su vida; solo quería beber y morir», afirma Lamwaka. «Después de mis sesiones con ella, volvió y me dijo: ‘Mi vida ha mejorado mucho’. Así que siento que realmente he apoyado a los pacientes de la comunidad».

Finemind utiliza un enfoque llamado «reparto de tareas», una forma cada vez más común de proporcionar atención médica en áreas con pocos profesionales médicos. Las tareas generalmente realizadas por un médico se transfieren a trabajadores de la salud no especializados, como los contratados por Finemind. Citando la «agobiante escasez de personal sanitario» en muchos países, la exdirectora general de la Organización Mundial de la Salud, Margaret Chan, ha calificado el reparto de tareas de Organización: «vanguardia para el renacimiento de la atención primaria». 

Finemind diseñó su programa tomando como modelo uno de la India, y se están poniendo a prueba programas similares en Kenia, Pakistán, Zimbabue y otros países. El reparto de tareas puede ser poco convencional, pero los estudios han demostrado que funciona.

«Los datos indican que los trabajadores sanitarios no especializados son eficaces», afirma Melanie Abas, catedrática de salud mental global del King's College de Londres (Inglaterra). «Sin duda son capaces de prestar ayuda a una proporción de personas con depresión si se ciñen al protocolo y no empiezan a hablar demasiado de sí mismos o a ser prejuiciosos. Son capaces de construir una alianza terapéutica con el cliente, por lo que el cliente se va al final de la sesión y piensa: ‘Me sentí comprendido. Me sentí escuchado’». 

Con la subvención de Rotary, Finemind capacitó, equipó y apoyó a 10 trabajadores de la salud y, en última instancia, brindó asesoramiento a más de 1500 personas que de otro modo no habrían recibido tratamiento. Los socios de Rotary revisaron los procedimientos de capacitación y recomendación, y realizaron un seguimiento con los consejeros. 

Además de la escasez de proveedores en Uganda, también existe una poderosa presión social contra la búsqueda de ayuda para la depresión y la ansiedad. Para abordar esto, la subvención financió un programa semanal de radio sobre salud mental. Además de ofrecer consejos y explicar cómo acceder a servicios, el programa presenta un panel de consejeros que responden preguntas.

Para fomentar aún más la confianza de la comunidad, el programa trabaja en colaboración con un hospital local. Muchos de los consejeros de Finemind son reclutados por el personal del hospital, y los consejeros remiten a los pacientes allí cuando se necesita un tratamiento más avanzado.

«Esta integración con los servicios médicos para la salud física es muy poderosa», dice Diane Messamore, socia del Club Rotario de Denver Mile High, Colorado (EE. UU.), que copatrocinó la subvención global. «Cuando entras y encima de la puerta dice 'Médico', o 'Salud física', hay mucho menos estigma que si dijera 'Servicios de salud mental'».

Kiwanuka señala que las ONG no suelen abordar los problemas de salud mental en África. Con esta subvención, los socios de Rotary se centran en problemas de los que la gente no suele hablar, y mucho menos en financiar.

«Nos dimos cuenta de que se puede hacer algo para mejorar la vida de estas personas», señala Kiwanuka. «Podemos tener un impacto en las personas que de otro modo se convertirían en víctimas del suicidio».

- Enero de 2024