Skip to main content

Aulas preparadas para el éxito

Para cerrar la brecha digital en Panamá, comenzaron con los docentes

Por

En Panamá, todo comenzó con una simple iniciativa para proporcionar mochilas. 

El Club Rotario de Panamá Norte cargó estas mochilas con suministros esenciales y las distribuyó en escuelas primarias de todo el país, un proyecto de servicio típico de Rotary que se repite en comunidades de todo el mundo. Sin embargo, en este caso, la iniciativa condujo a algo extraordinario: un cambio trascendental en el sistema educativo de Panamá.  

La chispa que lo provocó surgió hace unos diez años de algo que los socios de Rotary observaron mientras entregaban esas mochilas. «Una de las cosas que advertimos fue la desastrosa situación en lo que respecta a la disponibilidad de tecnología y la posibilidad de los niños aprendan a través de ella», comenta la socia del club Enedelsy Escobar-King. «La mayoría de las veces lo que encontrábamos era que todas las computadoras estaban destrozadas, o que iban a ser desechadas, o que los profesores no sabían cómo usarlas». 

En los próximos años, los socios del club continuaron entregando mochilas, pero también sentaron las bases para un proyecto más amplio que abordara el desastre que habían encontrado. Específicamente, dirigieron su atención a dos escuelas primarias en Veracruz, un corregimiento (o municipio) situado unos 16 kilómetros al suroeste de la Ciudad de Panamá, donde se encuentra el club.

Gwen Keraval

En colaboración con el Club Rotario de Westchester (Los Ángeles), el club de Panamá Norte organizó una subvención global que recibió 72 000 dólares de La Fundación Rotaria, el Distrito 5280 (California), el propio club y otras fuentes. Entre otras cosas, la subvención proporcionó a cada escuela 30 computadoras portátiles para los estudiantes; una pizarra inteligente e interactiva para digitalizar las presentaciones y tareas, y todo el hardware y mobiliario auxiliar necesarios para equipar un aula de alta tecnología del siglo XXI Para garantizar el éxito del proyecto, la subvención también incluyó una profunda capacitación del personal escolar y los líderes comunitarios. 

El club lanzó el proyecto en 2018, y los maestros y los estudiantes adoptaron de inmediato tanto los nuevos equipos como las oportunidades de aprendizaje que estos ofrecen. Al final del curso escolar 2019, el proyecto había sido, a todas luces, un éxito. Una de las escuelas participantes fue incluso elegida para tomar parte en un concurso académico a escala nacional, algo inédito para la escuela. A pesar de no conseguir la victoria, se trata de un logro encomiable.  

 Sin embargo, surgió un problema inesperado. «Los maestros que habíamos capacitado para las aulas interactivas fueron destinados a otras escuelas», algo que constituye una práctica habitual en las escuelas públicas de Panamá, explica Escobar-King. «Y los nuevo maestros no tenían ni idea de cómo usar la tecnología. Teníamos que empezar de nuevo y capacitar a esos maestros. Al sufrir ese revés nos dijimos: bueno, busquemos una solución más permanente».  

 Escobar-King y el resto del club de Panamá Norte, se pusieron manos a la obra.   


 

Escobar-King, conocida como «Nelly», se afilió al Club Rotario de Panamá Norte en 2015 después de una larga carrera en Unicef. Algunos de proyectos en los que trabajó con Unicef estaban relacionados con la educación, así que cuando se jubiló y regresó a Panamá, sabía que quería seguir involucrada en esa causa.

 

Enedelsy Escobar-King se dirige a los alumnos en el aula digital de una de las escuelas primarias participantes.

Regina Fuller-White

Escobar-King se sintió motivada, en parte, por el calamitoso estado de la educación primaria en Panamá. Ella señala los resultados de los exámenes conocidos como Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos que realiza la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos. En los resultados más recientes, Panamá ocupa el puesto 75 en ciencias y el 76 en matemáticas entre 78 países y áreas geográficas, y el 71 (de 77) en lectura.   

Con esto en mente, así como el inesperado cambio del cuerpo docente en Veracruz, el Club Rotario de Panamá Norte se planteó una pregunta importante: «¿Cómo podríamos conseguir que los maestros ya estén debidamente capacitados para que, independientemente del lugar al que se les envíe, dispongan de las herramientas tecnológicas que podrían utilizar?».  

La respuesta resultó ser bastante simple: ¿Quieres capacitar a los maestros? En ese caso, acude a la escuela de magisterio, es decir, la Escuela Normal de Santiago, situada a unos 240 kilómetros al suroeste de la Ciudad de Panamá. «Es la principal escuela de magisterio de Panamá», señala Escobar-King, «y de ella saldrán los futuros maestros del país». Como parte del plan de estudios, los aspirantes a maestros tienen que enseñar en un aula real. Así que dijimos, muy bien, asegurémonos de que lo hagan en aulas interactivas».  

En colaboración con el Club Rotario de Kansas City-Plaza en Misuri, así como con otros clubes de Panamá, el club de Panamá Norte solicitó y recibió una subvención global por un monto de más de 230 000 dólares para lo que denominaron Aulas Digitales Interactivas Paul Harris. Seis de las aulas se instalarían en la Escuela Normal, y otra aula en cada una de las dos escuelas primarias cercanas, donde los aprendices de maestro completarían su capacitación.   

Esta vez, la subvención volvería a proporcionar equipos de alta tecnología necesarios para las aulas. Pero el énfasis estaba en otra parte. «El componente más importante no era solo capacitar a los maestros para que utilizaran los equipos, sino enseñarles metodologías innovadoras que utilizaran la tecnología para enseñar a los niños en las escuelas», dice Escobar-King. «Y así es como se desarrollaron los principios de este proyecto en particular».

Los alumnos de las aulas digitales patrocinadas por Rotary mostraron un elevado nivel de motivación.

Enedelsy Escobar-King

Desde el principio, el proyecto fue un modelo de colaboración entre los socios de Rotary, la Escuela Normal, el Ministerio de Educación de Panamá (Meduca), la Universidad Tecnológica de Panamá y la asociación de padres de alumnos de la Escuela Normal. Las lecciones aprendidas del experimento de Veracruz resultaron sumamente valiosas a medida que el proyecto de Santiago iba tomando forma.   

 Escobar-King también destacó el papel desempeñado por el Grupo de Acción de Rotary para la Alfabetización y la Educación Básica (de cuya directiva forma parte) y el Equipo de Asesores Técnicos de La Fundación Rotaria (Cadre). «Son valiosos recursos de Rotary», afirma Escobar-King, «y mantenemos una estrecha relación de trabajo con ellos».  

Para diseñar el plan de estudios, el club de América del Norte recurrió a la Universidad Tecnológica de Panamá, que lo puso en contacto con Dillian Staine, profesora de la Universidad Latina de Panamá. Él diseñó el plan de estudios teniendo en cuenta tanto a los futuros maestros como a los maestros que dirigían las clases patrocinadas por Rotary. Sin embargo, hubo algunas quejas sobre el nivel de exigencia del curso. «Es un curso bastante intenso», reconoce Escobar-King. «Pero no queremos reducir su calidad. Creemos que lo mejor es ayudar a los futuros maestros a alcanzar ese nivel».


El proyecto de Santiago no solo mejorará las capacidades de los maestros de la Escuela Normal, sino que tendrá lo que sus creadores llaman un «efecto multiplicador». Según los cálculos incluidos en la subvención global, cada profesor, una vez licenciado y destinado a una escuela, tendrá 30 alumnos por aula. Esto significa que en un solo año se beneficiarán del proyecto hasta 2500 estudiantes.  

Además, esos maestros recién destinados tendrán la oportunidad de capacitar a otros maestros de sus nuevas escuelas en las innovadoras técnicas de enseñanza digital que aprendieron en la Escuela Normal. Y, por supuesto, la Escuela Normal continuará capacitando a otros futuros maestros en las Aulas Paul Harris, que Meduca ha aceptado supervisar. 

Al cierre de esta edición, el Club Rotario de Panamá Norte, en colaboración con Meduca, el Club Rotario de Las Vegas WON y otros clubes panameños, se disponía a presentar una solicitud para otra subvención global. Si se aprueba, proporcionará fondos por un monto que triplicarán los concedidos al proyecto de Santiago y permitirá que las aulas digitales interactivas se extiendan por todo Panamá. «Estamos muy comprometidos con el proyecto», concluye Escobar-King.  

De ello bien podría depender el futuro de Panamá.

Este artículo fue publicado originalmente en el número de septiembre de 2023 de la revista Rotary.

Rotary toma acción para empoderar a los docentes para que inspiren el aprendizaje a todas las edades.