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Herramientas y visión: cómo acabar con la polio ayuda a combatir el paludismo

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Por Fotografía:

Trabajadores de la salud en Pakistán recorren el país de puerta en puerta administrando la vacuna contra la polio. Voluntarios en Zambia representan una obra de teatro que muestra cómo se propaga el paludismo Aunque parezcan iniciativas muy diferentes, están estrechamente relacionadas.

Una alianza mundial ha movilizado a millones de trabajadores, ha llegado a poblaciones desatendidas y ha recopilado una cantidad de información sanitaria sin precedentes en la lucha para acabar con la polio. Esa labor de la Iniciativa Mundial para la Erradicación de la Polio (GPEI por su sigla en inglés), de la que Rotary es uno de los principales socios, está demostrando ser crucial en la batalla contra el paludismo.

Unicef estima que el paludismo mata a un niño menor de cinco años casi cada minuto. «Los niños son los más susceptibles, porque no han desarrollado ninguna inmunidad», afirma Bill Feldt, presidente de Partners for a Malaria-Free Zambia (Alianza para una Zambia Libre de Paludismo), primera organización galardonada con una subvención de dos millones de dólares para los Programas de Gran Escala de Rotary. 

Sin embargo, el paludismo es una enfermedad prevenible que muchos creen que puede eliminarse. Inspirados por los resultados alcanzados por la GPEI y equipados con sus herramientas, los expertos en salud y los socios de Rotary están aplicando las lecciones aprendidas a la lucha contra el paludismo.

El reto de la información

Para mostrar la importancia de los mosquiteros tratados con insecticida para prevenir el paludismo, los rotaractianos de Zambia se disfrazan de mosquitos y participan en representaciones teatrales didácticas. Es una forma creativa de llegar a las personas en áreas con bajas tasas de alfabetización, y se basa en una lección aprendida de la GPEI: para poner freno a una enfermedad, es necesario combatir la desinformación. 

«Cuando empezamos a vacunar contra la polio en Etiopía, empezó a circular el rumor de que la vacuna estaba destinada a esterilizar a los niños musulmanes», explica Jenny Andrews, directora ejecutiva de Malaria Partners International. «Rotary consiguió reunir a un gran grupo de líderes religiosos, curanderos tradicionales, líderes tribales y médicos para participar en anuncios de radio y televisión con el fin de vencer ese miedo. Esto es algo que aprendimos de la polio: En lugar de esperar a que surja un problema, nos adelantamos a él».

Hay mucha desinformación sobre el paludismo que debemos contrarrestar. Cuando los trabajadores de la salud rocían las casas con insecticida, las nubes de insectos que emergen pueden sugerir que se está convocando a los mosquitos en vez de matándolos. Cuando se distribuyen mosquiteros, es posible que algunas personas no sepan que son gratuitos. Y muchas personas no se dan cuenta de que no tratar una infección pone a otras personas en situación de riesgo.

«A veces, si tienen paludismo y viven lejos de un centro sanitario, dirán: 'Oh, bueno, ya lo he tenido antes, así que aguantaré»", afirma Jim Moore, socio fundador de Malaria Partners International. «Parte de esta labor consiste en educar a las personas para que se hagan la prueba del paludismo si se sienten enfermas. Porque si les pica otro mosquito, el parásito puede transmitirse de ellos al mosquito y, luego, de este a sus vecinos y familiares.

«Básicamente se está capacitando a los líderes religiosos, empresariales y tribales locales para que comprendan cómo se transmite el paludismo», añade.

Gracias a la labor de Rotary en la lucha contra la polio, los socios ya cuentan con sólidas relaciones personales con esos líderes. Desde 1997, Ezra Teshome, exgobernador del Distrito 5030, ha encabezado delegaciones rotarias en campañas de inmunización contra la polio en Etiopía, Uganda y Kenia. Él afirma que para luchar eficazmente contra el paludismo es necesario involucrar a los funcionarios clave. Afortunadamente, ya sabe con quién hablar.

«El éxito de mi labor en el este de África se debe realmente a mi relación con las personas adecuadas», dice Teshome. «Hemos conseguido la aprobación de los ministerios de sanidad, los primeros ministros y los presidentes de esos países. Este tipo de conexiones hace que sea más fácil ayudar a los trabajadores de la salud».

  1. Trabajadores comunitarios de la salud de Zambia representan una obra de teatro para ilustrar la importancia de la intervención precoz y el papel de los mosquitos en la transmisión de la enfermedad.

  2. Pheness Mazabuka, trabajadora comunitaria de la salud de la Alianza para una Zambia Libre de Paludismo, viaja entre aldeas. Los trabajadores a menudo deben recorrer grandes distancias para llegar a los centros de salud más cercanos, por lo que reciben bicicletas al completar su capacitación.

Extracción de datos

Drake Zimmerman recuerda estar sentado en un bar a finales de los años 80 y escuchar a expertos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos hablar sobre la labor de Rotary en la lucha contra la polio. Ellos contemplaban la posibilidad de utilizar métodos similares para combatir enfermedades como el sarampión y el paludismo, planteamiento que denominaron «el modelo de Rotary».

«El modelo de Rotary consiste, en primer lugar, en una movilización social masiva. El segundo componente es la logística. Y el tercer elemento es la vigilancia», explica Zimmerman, cofundador y presidente del Grupo de Acción de Rotary contra el Paludismo. «Una vez que consigues acabar con la enfermedad, no sabes si ha desaparecido realmente hasta que tienes la prueba real de que ha desaparecido, y puedes certificar que toda una zona está libre de ella».

Reunir estas pruebas es una de las principales tareas que desempeñarán en los próximos años 36 000 trabajadores comunitarios de la salud en zonas rurales de Zambia. Alianza para una Zambia libre de paludismo está capacitando y equipando a 2500 de estos trabajadores. Además de detectar y tratar el paludismo, un enorme empeño en sí mismo, los trabajadores documentan sus hallazgos y envían los datos a una enorme base de datos de salud pública que ya utilizan muchos países africanos.

«Con el paludismo, es necesario mantener la vigilancia», comenta Moore. «Hay que ser capaz de tratar los nuevos casos a medida que surgen y disponer de un sistema de información que identifique los brotes. Eso se ha construido sobre la base del sistema de notificación de la polio, pero se ha ampliado considerablemente».

La GPEI abrió el camino con un sistema de monitoreo de alto rendimiento para detectar rápidamente los casos de polio y responder a los brotes en todo el mundo, incluso en países donde la recopilación exhaustiva de datos no es necesariamente la norma. Ese sistema es la base sobre la que se construyeron los informes sobre el paludismo. La recopilación y la interpretación de datos ha sido la clave para eliminar prácticamente el paludismo en Sri Lanka y la República Democrática de Timor Oriental.  La Organización Mundial de la Salud certificó a Sri Lanka libre de paludismo en 2016, y el país ahora trabaja para evitar la reintroducción de la enfermedad. En Timor Oriental, que registró más de 220 000 casos en 2006, un estudio realizado en 2020 encontró que el último caso no importado se registró en 2017.  

«El hecho de que Sri Lanka fue capaz de reducir a cero los casos de paludismo es algo inédito en un país tropical de ese tamaño», afirma Zimmerman. «Esos métodos se emplearon en Timor Oriental. Los rotarios del país participaron muy activamente en la campaña, dirigida por la OMS, utilizando los métodos aplicados en Sri Lanka, básicamente, el modelo de Rotary. Contaban con buenos datos. Capacitaron a los trabajadores para identificar todos los casos. Y estamos tomando esos métodos y adaptándolos a otros países».

Rendimiento

Para comprender cuán efectivo ha sido el sistema de informes sobre el paludismo en Zambia, explica Moore, basta con ver dónde se detectan la mayoría de los casos del país. Antes, los nuevos casos se notificaban principalmente en los centros de salud. Ahora, más de la mitad son reportados y tratados en las aldeas. Eso significa que los nuevos trabajadores de la salud detectan antes los casos y esto también elimina una carga significativa para los desbordados centros de salud de Zambia. Se trata de un impacto más amplio que refleja otra lección aprendida de la lucha contra la polio: Cuando se lucha contra una enfermedad, no se está luchando exclusivamente contra esa enfermedad. 

«Siempre lo hemos llamado PolioPlus. El ‘plus’ es la promoción de otras vacunas, pero también son cosas como las subvenciones en el campo del suministro de agua y saneamiento», comenta Mike McGovern, presidente del Comité Internacional de PolioPlus de Rotary. «Cada vez nos damos más cuenta de que para ganarnos el corazón de la gente, y obtener su cooperación y apoyo, nos piden que hagamos otras cosas».

En muchos países, una de esas «otras cosas» con un mayor impacto es la lucha contra el paludismo. En las jornadas de vacunación se suelen regalar mosquiteros. La OMS, uno de los socios de la GPEI, utilizó el personal y la infraestructura creada para la erradicación de la polio para distribuir medicamentos antipalúdicos a 1,2 millones de niños nigerianos en 2017. Asimismo, cada vez más, cuando los socios de Rotary y los expertos en salud luchan contra el paludismo, hacen algo más que combatir este. Andrews señala que al capacitar a trabajadores de la salud en aldeas remotas, la Alianza para una Zambia Libre de Paludismo aborda una variedad de problemas.

«Puede que haya que caminar 24 kilómetros para llegar al centro de salud más cercano», dice. «Por lo tanto, además de capacitar a los trabajadores para detectar y tratar el paludismo, también les enseñamos cómo tratar las enfermedades diarreicas y respiratorias, que son dos de las principales causas de mortalidad infantil en África.  Estamos construyendo una infraestructura sanitaria en estas comunidades rurales. El rendimiento resultante de nuestra labor es realmente increíble».

El poder de una visión

Además de las formas concretas en que la labor para la erradicación de la polio ha contribuido a la batalla contra el paludismo, hay un impacto menos tangible es enormemente significativo: ha mostrado al mundo lo que es posible. Cuando la GPEI inició su recorrido en 1988, la polio paralizaba cada día a unos 1000 niños en todo el mundo. Hoy, los expertos prevén que llegará un momento en que la polio desaparezca por completo. Algunos socios de Rotary esperan conseguir el mismo resultado con el paludismo. 

«Estoy completamente convencido de que podemos erradicar el paludismo», asegura Teshome. «Puede que nos lleve un poco más de tiempo, pero con suficiente educación, con suficiente apoyo, del mismo modo que estamos haciendo para erradicar la polio, creo que podemos acabar con el paludismo. Y creo que hemos comenzado muy bien».

Obtén más información sobre cómo los socios de Rotary luchan contra el paludismo.

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