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Más grande que la polio

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Las vacunadoras de Pakistán hacen más que ayudar a poner fin a una enfermedad

Fotografía de

Las mujeres representan dos tercios de la fuerza laboral de Pakistán. Es una estadística sorprendente para una nación que ocupa el puesto 145 de 146 países en cuanto a igualdad de género en participación económica y oportunidades, según un índice de desigualdad de género del Foro Económico Mundial

El puesto de las vacunadoras surge de la necesidad. Debido a las normas culturales, a los hombres no se les permite entrar en las casas de muchas personas en Pakistán. Las mujeres que prestan los servicios de salud son el eslabón clave. Pueden establecer relaciones interpersonales entre madres y ofrecer asesoramiento fiable no solo sobre la polio, sino también sobre otras cuestiones sanitarias. 

"Las mujeres que trabajan en primera línea serán las que nos hagan cruzar la línea de meta", afirma la Presidenta de Rotary, Jennifer Jones, que el año pasado se reunió con trabajadores de la lucha contra la polio en Pakistán. Pakistán y Afganistán son los dos únicos países en los que el poliovirus salvaje sigue propagándose de forma persistente. 

 

Las mujeres que trabajan en el sector salud pueden entrar en casas donde los hombres no pueden.  

El trabajo de las vacunadoras no es ni seguro ni fácil. Las mujeres en Pakistán son insultadas, empujadas, golpeadas y algunas incluso asesinadas. Ellas luchan contra la desinformación. Pero su labor es crucial, y no solo para la causa de la erradicación de la polio. 

«Ellas apoyan su educación, apoyan su hogar, apoyan a los hombres y generan un cambio en Pakistán», afirma Sadia Shakeel, coordinadora de un centro de recursos contra la polio en Karachi que cuenta con el apoyo de Rotary. «Esto es más grande que la polio». 

Shakeel les llama «pequeñas empresarias». La mayoría de las mujeres tienen entre 21 y 38 años y tienen sus propios hijos, dice. Sin embargo, se despiertan para rezar antes del amanecer, le dan el desayuno a sus hijos y se van a trabajar para poner fin a una enfermedad.  

Emplear a mujeres es una estrategia clave de la Iniciativa Mundial para la Erradicación de la Polio. Y eso no es solo para administrar las vacunas en la primera línea; sino también para contratar mujeres como supervisoras, médicas y responsables de la toma de decisiones. «No podemos tener éxito sin las mujeres que tenemos en el programa en todos los niveles», señala Hamid Jafari, médico pediátrico especialista en enfermedades infecciosas y director de la erradicación de la polio para la región del Mediterráneo Oriental de la Organización Mundial de la Salud.  

 

Conoce a cinco de las mujeres que trabajan para acabar con la polio en Pakistán.

  • Tayyaba Gul Club Rotario de Islamabad (Metropolitano)   

    Tayyaba Gul se afilió a Rotary en el año 2000 y ha trabajado en el campo de la salud pública durante más de dos décadas. Representa a Rotary en el Centro Nacional de Operaciones de Emergencia de Pakistán, colaborando con los socios y el gobierno nacional para ayudar a abordar las carencias. De igual forma, dirige un centro de recursos contra la polio en Nowshera, que cuenta con el apoyo de Rotary. «Trabajo con las comunidades pashtunes y me he enfrentado a muchos obstáculos», dice. «Siento que después de pasar un largo período de tiempo aquí, me respetan mucho y me escuchan. Me siento orgullosa de que en una comunidad así, mi voz, la voz de una mujer, sea escuchada».

    Tayyaba Gul (derecha) del Club Rotario de Islamabad (Metropolitano) y Parveen Ajmal, otra trabajadora de la salud, cruzan el río Kabul en Nowshera para llegar a comunidades periféricas. Las mujeres son la clave para acabar con la polio en Pakistán, y su trabajo como vacunadoras y en puestos de liderazgo les da voz e ingresos.

  • Azra Fazal Pechuho  Ministra de Salud y Bienestar de la Población, provincia de Sindh   

    En Karachi, capital de la provincia de Sindh, hay unos 1500 vacunadores. Muchas son mujeres que antes no salían de sus casas. Gracias a que empiezan a ganar dinero, «aumentan su voz dentro del hogar y su poder de decisión», afirma Azra Fazal Pechuho. «La equidad de género se debe a que hemos contratado a mujeres». No obstante, no se podrá erradicar la polio sin estas mujeres y su capacidad para entrar en casas donde no se permite la entrada a los hombres. «Han sido una gran ayuda», afirma. «Son una fuerza impresionante, y creo que hay que reconocer su labor».  

    La Dra. Azra Fazal Pechuho se reúne con la Presidenta de RI, Jennifer Jones, en el Centro de Operaciones de Emergencia de Karachi, en agosto.

  • Effat Naz  Supervisora de la polio, paso fronterizo de Torkham   

    Los equipos de vacunación se acercan a las personas en el paso fronterizo más transitado entre Pakistán y Afganistán. Es crucial capturar poblaciones en tránsito para detener la propagación del poliovirus. Como supervisora, Effat Naz es responsable de la planificación de la logística de la cadena de frío para preservar las vacunas y trabajar con las familias que se niegan a la vacunación. «A las mujeres trabajadoras les resulta difícil trabajar aquí», señala. «Sin embargo, lo hacemos porque amamos a nuestro país, Pakistán. Nos hemos incorporado a la primera línea para salvar a nuestro país de este virus».  

    Effat Naz (derecha) y los trabajadores de la salud se preparan para proporcionar vacunas contra la polio.

  • Soofia Yunus  Ex directora general de la Dirección Federal para la Inmunización   

    Soofia Yunus es la primera mujer en dirigir el programa nacional de inmunización de Pakistán desde que comenzó en 1976. «Nos aseguramos de que las mujeres formen parte de todas nuestras estrategias y actividades», dice. El programa está reclutando parejas, como esposos y esposas o hermanos y hermanas, para que vacunen juntos y así ayudar con la seguridad.

    Soofia Yunus habla en una conferencia en el Centro Nacional de Operaciones de Emergencia en Islamabad en agosto.

  • Mehr  Vacunadora y responsable de planta de agua    

    Mehr, que solo dio un nombre, trabaja como vacunadora desde 2012. «Trabajo para apoyar a mis hijos para que puedan recibir una educación», sostiene. «En eso gasto mi sueldo. También quiero ayudar a mi comunidad». Señala que el trabajo se basa más en los datos y que las vacunadoras visitan los hogares con más frecuencia. «La gente solía echarnos de sus casas y maldecirnos, pero ahora que vamos con frecuencia, nuestra presencia se ha normalizado», afirma. «Ha aumentado el nivel de concienciación de que lo que hacemos es para ayudarlos a ellos y a sus hijos».

    Mehr (izquierda) se reúne con trabajadores de la salud de la comunidad. «Quiero que esta enfermedad deje de existir», apunta.

Este artículo también será publicado en el número de abril de 2023 de la revista Rotary.

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