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Después de la tormenta

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Un año después que el huracán María azotara Puerto Rico, los socios rotarios locales siguen reconstruyendo hogares y vidas

Por Fotografía por

Eladio Montalvo se enfrentó a una dura decisión: ahogarse en su casa de un piso o trepar por la ventana hasta la casa de al lado. La casa estaba en construcción, pero tenía un segundo piso en el que podría escapar de la crecida. Ayudó a su perro a pasar y trepó detrás de él. Los dos se acurrucaron dentro de un baño de la planta alta por 22 horas mientras el huracán María arrasaba Puerto Rico. Con vientos de 155 millas por hora y lluvias torrenciales, María fue el huracán más fuerte que azotara la isla en más de 80 años.  

Después de la tormenta, Eladio salió a ver lo que quedaba del hogar en el que había vivido desde 1958. Las paredes estaban en pie, pero dentro de la casa el agua había llegado a la altura del pecho. Todo estaba destruido. Sin familia cerca, no tenía adónde ir. Se mudó a su auto. 

“Pero, después de la tormenta, llegó la calma”, nos dice. “Vino gente buena”.

Faustino Rivera saluda a Eladio Montalvo, quien se vio obligado a vivir en su auto antes de que el club de Mayagüez le ayudara a reconstruir su casa.

Faustino Rivera da a Eladio una palmada afectuosa en el hombro. Es septiembre de 2018, un año después del paso del huracán María, y Faustino, junto con varios otros socios del Club Rotario de Mayagüez, han pasado a visitarlo. Eladio vive en un pueblo pesquero llamado El Maní, ubicado fuera de la ciudad de Mayagüez, en la costa occidental de la isla. Hace pasar a sus invitados para ver el progreso que ha logrado al agregar una ducha a su baño. Hay una pila de azulejos que planea instalar pronto y ha comenzado a pintar las paredes de un tono azul claro. La casa está amueblada cuidadosamente, pero con escasez: una cama, un televisor y algunas pocas cajas de plástico, incluso una de ellas etiquetada “camisas”, que contiene camisas y pantalones cortos.

“Nos hemos hecho amigos”, dice el rotario Orlando Carlo, quien pasa casi todas las semanas a ver cómo está Eladio.

El club de Mayagüez pagó USD 4200 por los materiales que Eladio usó para agregar un segundo piso a su casa. Fabricada en concreto, con persianas resistentes a huracanes y a una altura suficiente del suelo para evitar inundaciones, la ampliación contiene una cocina pequeña, baño y dormitorio. Eladio hizo por sí mismo la mayor parte del trabajo, y llamó a amigos y vecinos hábiles en construcción cuando necesitaba ayuda. 

Para encontrar gente que, como Eladio, necesitaba ayuda pero no reunía los requisitos para recibir asistencia de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA por sus siglas en inglés) del gobierno de los Estados Unidos para la reconstrucción, los socios del club de Mayagüez trabajaron con los líderes de la comunidad para evaluar a cada familia. “Estamos tratando de brindar ayuda a quienes realmente la necesitan”, explica Orlando. “Aquellos que no pueden recibirla de nadie más”.

Cuando Orlando lo encontró, Eladio había estado viviendo en su auto por casi seis meses. El líder de una iglesia local los presentó, con la esperanza de que los rotarios pudieran ayudar a Eladio a encontrar una vivienda permanente. “De inmediato, pude notar que estaba gravemente deshidratado por estar al sol y dormir en su auto”, dice Orlando. “Parecía aturdido y necesitó orientación para saber cómo comenzar a reconstruir. Le aseguramos que estábamos allí para ayudarle”.

Después del huracán, Orlando estaba además viviendo solo. Su esposa se había ido al estado de la Florida mientras él se quedó atrás para atender su negocio de construcción. Pero la falta de electricidad y de comunicación confiable hizo que sus proyectos laborales quedaran suspendidos, por lo que pasaba sus días haciendo principalmente trabajo voluntario. “Me dio mucho tiempo para ayudar”, nos dice. Su casa sobrevivió a la tormenta, pero la escasez de gasolina le obligó a programar sus viajes cuidadosamente. Racionó el agua embotellada y la comida, siguió lo que él llama la “dieta de huracán”, que incluye pasta enlatada, o salchichas y arroz.

“No tuvimos electricidad hasta fines de octubre”, nos dice Christa von Hillebrandt-Andrade, presidenta del club de Mayagüez. “Podíamos usar una cubeta de agua por día. Mi hija adolescente aprendió que el agua es lo más importante que se necesita. Ella podía vivir sin electricidad y aun sin su celular, pero no sin agua”.

Antonio Morales difunde, a través del teatro, un mensaje de esperanza y resiliencia para jóvenes en situación de riesgo. Su proyecto, Teatro Por Amor, cuenta ahora con el apoyo de una subvención global de Rotary. “Me gusta venir porque es un escape de mi vida”, dice Annie, de 16 años de edad (arriba a la izquierda). El estudiante Kelvin Tirado (derecha), sentado junto a la actriz Anoushka Medina, quien está a cargo del grupo Teatro Por Amor de Santurce.

Mayagüez tiene una población de 75 000 personas y su club rotario es el segundo más antiguo de la isla, luego del club de San Juan. En el pasado, el club llevaba a cabo proyectos más pequeños, pero la devastación masiva causada por el huracán María motivó a los socios a hacer más para ayudar a sus vecinos, especialmente a los más pobres.

“He sido rotario por 40 años y nunca había visto venir tanta ayuda de otro club rotario”, dice Orlando. Después del huracán María, los clubes de todo Estados Unidos transfirieron alrededor de USD 50 000 directamente al Club Rotario de Mayagüez. Más de la mitad de ese dinero provino del Club Rotario de La Jolla Golden Triangle de California y de un grupo de clubes de Nueva York. Como tesorero del club, Faustino lleva un registro de cada recibo y envía actualizaciones a los clubes donantes. Un año después de María, el club ha ayudado a 22 familias a reparar sus casas, principalmente reemplazando techos que el huracán había arrancado.

Al mirar hacia el horizonte desde un barrio que se asienta en una ladera, conocido como Felices Días, Orlando señala un panorama nada feliz: muchos toldos azules de FEMA que todavía sustituyen los techos permanentes. “Aún hay mucha necesidad aquí. Esto no ha terminado”, nos dice. “Pero estamos dispuestos a seguir ayudando el tiempo que sea”.

Y, con respecto a Eladio, él se mantiene optimista a pesar de todo lo que atravesó. “El huracán María me dio más de lo que me quitó”, nos dice.

Reconstrucción espiritual: abordando la salud mental

Cuando Ken McGrath fue nombrado presidente del Club Rotario de San Juan en julio de 2017, pensó que la tarea más difícil sería planear la celebración del centenario del club en 2018. Tres meses después de asumir el cargo, tocó tierra el huracán María.

Ken dice: “Aunque María fue una gran catástrofe, tuvo el beneficioso efecto de fortalecer nuestro club para mostrar a aquellos necesitados el verdadero significado de Rotary”.

Para cuando logró conectarse a internet y entrar a su correo electrónico, Ken había recibido 200 mensajes de clubes de todo el mundo ofreciendo ayuda. Los rotarios de Puerto Rico comenzaron a distribuir agua y alimentos todos los sábados. Trabajando con otros clubes, coordinaron la distribución de 300 000 bolsas de comida para bebé. Hasta pusieron afuera comida para perros, para los animales que habían quedado abandonados.

Una vez que las necesidades inmediatas estuvieron bajo control, comenzaron a pensar en la ayuda a largo plazo.

Socios del club de San Juan distribuyen colchones en Villa Santo.

Fotografía por Gerry Cumpiano

“No es solo el daño a la infraestructura, sino también al espíritu”, dice John Richardson, socio del club de San Juan y exgobernador de distrito. Para abordar la salud mental después del huracán, el colega rotario Bob Bolte sugirió que el club hiciera algo no convencional: solicitar una subvención para ayudar al teatro para jóvenes.

Bob había conocido a Antonio Morales en 1995, cuando el club de San Juan instaló una biblioteca en un complejo de viviendas donde Antonio se crio. Se sorprendió al ver que Antonio, quien tenía apenas 14 años de edad en ese momento, estaba a cargo de un grupo teatral para otros chicos que vivían en su peligroso vecindario.

“El teatro me salvó la vida”, dice Antonio, quien ahora tiene 37 años y es actor y director. “Mi padre era un capo de la droga. Mi madre era víctima de violencia familiar”.

A pesar de que su padre le había prohibido la actuación, Antonio convenció a su madre de que lo llevara en secreto a una audición en la escuela pública de artes escénicas. “Todo lo que aprendí en la escuela, lo llevé al complejo de viviendas”, nos dice.

Con el tiempo, su grupo de teatro se convirtió en una alternativa diferente para las pandillas del vecindario. “Cuando los varones llegan a cierta edad, les resulta muy fácil unirse a las pandillas de drogas”, dice Antonio. “Les dijimos: ‘Vengan a nuestro club, no al de ellos’. Hasta los líderes de las pandillas me apoyaron. No querían que sus hermanitos siguieran sus pasos”.

Después del huracán, Antonio, quien dirige la San Juan Drama Company y actúa en la serie de televisión No me compares, comenzó a visitar los complejos de viviendas con otros actores para difundir entre los jóvenes un mensaje de esperanza y resiliencia. “La gente estaba desesperada. Estaba aburrida. Estaba deprimida”, nos dice. “Decidimos ir a esas comunidades para dar amor. No teníamos ni kits de ayuda ni alimentos ni agua para darles, pero teníamos nuestra experiencia teatral. Así que dijimos: ‘Vayamos y hagamos feliz a esta gente’”. Con las escuelas cerradas y sin electricidad, los adolescentes llegaban en manada.

Cuando Bob supo lo que Antonio estaba haciendo, sugirió que Rotary ayudara. “Estos grupos de teatro son casi una segunda familia para muchos de los chicos”, dice Bob. “Yo quería ayudarle a hacer esto en mayor escala, en múltiples vecindarios”. Gracias a una subvención global de USD 99 700, Antonio ha podido extender el proyecto a cuatro grupos teatrales por ahora y pagar un estipendio a los facilitadores de cada grupo. Los fondos de la subvención vinieron de Bob Murray, un exsocio del club de San Juan quien en la actualidad vive en Arizona, donde es socio del Club Rotario de Scottsdale. En diciembre de 2017, Murray donó 1 millón de dólares a La Fundación Rotaria para los esfuerzos de recuperación.

Antonio llama al proyecto “Teatro Por Amor”.

Todos los miércoles, el grupo Santurce Teatro Por Amor se reúne en el segundo piso de la escuela Federico Asenjo. El sonido de risas y aclamaciones puede escucharse desde el final del pasillo cuando los estudiantes, de edades entre 11 y 25 años, realizan un ejercicio de improvisación. Cinco integrantes del grupo se sientan en cuclillas en el frente del aula y, cuando el director grita “arriba”, cualquiera que se levante tiene que improvisar una rutina. Solo un chico se pone de pie, así que se quita el zapato para simular que es un teléfono. Regaña al amigo que “lo llamó” y el aula estalla en risas y aplausos.

“Cuando vienes aquí, no estás en las calles”, dice Nandyshaliz Alejandro, de 18 años, quien vive en el mismo complejo de viviendas donde creció Antonio. Esta es su primera experiencia teatral. “Es una de las pocas cosas que realmente espero con entusiasmo”.

  1. Yolimar Feliciano y su hermano menor caminan por el único camino de Rubias para ir al centro comunitario local a llenar contenedores con agua limpia y gratuita.

  2. El Club Rotario de Yauco proporcionó a la ciudad un sistema de filtrado de agua que funciona con energía solar.

  3. Maritza Osorio descansa en un nuevo colchón que le entregó el club de San Juan luego de que se inundara su casa.

  4. Orlando Carlo muestra cómo se veía la casa que está detrás de él antes de que el Club Rotario de Mayagüez le diera a la familia un techo nuevo.

  5. Faustino Rivera examina lo que el club le ha proporcionado a la propietaria Sandra Acevedo.

Las conexiones locales descubren necesidades persistentes

Felix Juan Osorio levanta la esquina de su colchón. La parte inferior está ondulada con manchas marrones de agua y huele a moho. Un año después que el huracán María inundara la casa de la familia, el colchón aún está mojado, pero no pueden comprar uno nuevo.

“Nunca pensé que los colchones fueran el pedido número 1”, dice Armand Piqué, socio del Club Rotario de San Juan.

Desde que supo que la gente de la zona no estaba recibiendo la ayuda que necesitaba, Armand ha estado trabajando en Loíza, una comunidad ubicada no muy lejos de San Juan, donde vive la familia Osorio.

“Hay ciertas zonas a las que es difícil llegar si uno no conoce a alguien”, explica Armand, agregando que el tráfico de drogas puede hacer peligrosa la entrada a ciertas partes de Loíza para los forasteros. El barrio Villa Santo es una de esas zonas. Así que Armand trabajó con un líder comunitario, Ángel Coriano, para averiguar qué necesitaban las familias. Ángel, quien se crio en la zona y ahora trabaja para el Departamento de Salud de Puerto Rico, es ese tipo de persona que conoce a todo el mundo.

“Estaba escuchando lo que pedía toda esta gente”, explica Armand. “Y pensé: ‘Nuestro club no puede proporcionar todo lo que está en esta lista. Necesito saber qué es lo más apremiante, algo que realmente necesitan’”. Una y otra vez, la gente mencionaba colchones. A diferencia de otros muebles, una vez que se mojan, los colchones no se secan. Hasta ahora, los rotarios han distribuido cientos de colchones en toda la isla.

Antes de recibir su colchón nuevo, la vecina de Felix Juan Osorio, Maritza Osorio, dormía en un colchón dañado y los resortes se le clavaban en las costillas. Ella sufre de hipertensión pulmonar, y la falta de descanso afectó su ya delicada salud. “Apenas podía dormir”, dice ella. “Ahora estoy cómoda. Puedo dormir y me siento mejor”.

Construyendo un futuro mejor

Es una mañana soleada y radiante en Rubias, una comunidad agrícola pintoresca ubicada en las montañas, alrededor de 35 millas al este de Mayagüez. En unas pocas horas, este sol comenzará a alimentar un nuevo filtro de agua, que abastecerá por primera vez de agua potable limpia a 100 familias que viven aquí.

Ken Surritte guía a José Lucas Rodríguez Fontánez, socio del Club Rotario de Yauco, en la instalación de un sistema SunSpring de filtrado de agua. Ken fundó la organización Water Is Life con el objetivo de instalar filtros SunSpring donde la gente careciera de agua limpia. El club de Yauco trabajó en equipo con Water Is Life para llevar el sistema a Rubias, y a otras dos comunidades, con fondos provenientes en su mayoría de la donación de Bob Murray a La Fundación Rotaria.

“Ahora toda la comunidad tendrá agua limpia”, dice José Lucas. “Como este sistema funciona con energía solar, trabajará aun cuando se corte la electricidad”.

La misión de Rotary es tocar vidas y, al hacerlo, uno también se transforma.


Presidenta del Club Rotario de Mayagüez

Cuando María tocó tierra, José Lucas era gobernador del Distrito 7000, que abarca la isla completa de Puerto Rico, y se convirtió en el contacto principal cuando los clubes de toda la isla comenzaron a organizar los esfuerzos de ayuda. Inmediatamente después de la tormenta, coordinó la distribución de artículos de primera necesidad, como alimentos y agua. Ahora está concentrado en ayudar en la reconstrucción de Puerto Rico.

“Queríamos hacer algo para que la vida fuera mejor que antes”, explica José Lucas.  El club decidió ayudar a la gente de Rubias porque es una de más de 200 comunidades tan remotas que no reciben servicios de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados. En su lugar, las familias habían construido un sistema eléctrico rudimentario para llevar agua desde un arroyo cercano hasta las viviendas. Los habitantes usan el agua para lavar los platos y bañarse, pero deben manejar una hora hasta la tienda más cercana para comprar agua para beber. 

El huracán María diezmó la comunidad. “Todo lo que estábamos cultivando se perdió”, dice Yolanda Pacheco. Los deslizamientos de lodo arrasaron ladera abajo árboles cafeteros y bananeros, junto con un tramo gigante del único camino de la comunidad. No había electricidad y el pueblo estaba completamente aislado. “Mi esposo no podía dormir”, dice Yolanda. “Se estaba volviendo loco de preocupación”. Durante cuatro meses, la única fuente de luz de la familia fue una linterna. Recogían agua de lluvia para bañarse.

Ahora, después de seis horas de trabajo a una temperatura de 32 grados centígrados y una humedad oprimente, Ken ha puesto a funcionar el sistema SunSpring. Explica cómo funciona frente a una pequeña muchedumbre reunida alrededor del alto cilindro plateado.

“El filtro actúa como una barrera para las bacterias y los contaminantes”, explica a través de un intérprete, “de manera que solo sale agua potable por el grifo”. Invita a todos a probar el agua junto con él. La multitud está un poco indecisa, pero uno por uno llenan los vasos mientras sonríen. 

“Dios sabía lo que necesitábamos”, dice Mariano Feliciano, un líder de la comunidad quien se encargará de mantener el filtro. “Estamos tan agradecidos por el agua”.

Conexiones duraderas

Los vecinos de Eladio Montalvo se reúnen frente a su vivienda maravillados por la transformación. Al hablar de su casa, que tiene una nueva capa de pintura blanca acentuada con molduras en rojo oscuro, Eladio dice: “Es mi palacio”. 

Un sábado a fines de octubre de 2018, un grupo de estudiantes universitarios del Club Rotaract de la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez dedicaron el día a pintar el exterior de la vivienda.

“Estaba tan emocionado por el hecho de que los jóvenes habían venido y se habían interesado en él”, dice Christa von Hillebrandt-Andrade, presidenta del Club Rotario de Mayagüez, quien organizó el proyecto con el club Rotaract. “Los rotaractianos también se conmovieron con la historia de Eladio. Algunos de ellos nunca habían imaginado las dificultades que atravesaba la gente debido al huracán y esa resiliencia es algo que seguramente quedará en ellos para siempre”.

Algunas semanas más tarde, los socios del club Mayagüez volvieron a visitarlo. Le llevaron pavo, arroz con guisantes, ensalada y tarta para que Eladio pudiera invitar a sus vecinos el Día de Acción de Gracias. “Forjamos una relación duradera con él”, dice Christa. “La misión de Rotary es tocar vidas y, al hacerlo, uno también se transforma”. 

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Rotary invierte en 3 fases de la respuesta a catástrofes:

1. Respuesta inmediata 
2. Ayuda a corto plazo
3. Reconstrucción a largo plazo