El 11 de septiembre de 2001, Todd Shea se dirigió a toda prisa hacia la "zona cero". En realidad no debería estar allí, puesto que como cantante y compositor debería estar preparando su actuación en CBGB, uno de los clubes más famosos de Nueva York. Sin embargo, pasó el día distribuyendo comida y bebida a los bomberos y personal médico encargado de responder a los ataques terroristas.
Tras cinco agotadores días entre los escombros de las torres gemelas, Todd decidió abandonar su carrera musical y dedicar su vida a las labores de asistencia en casos de desastre.
"El dolor del que fui testigo en Nueva York me abrió los ojos al sufrimiento que otras personas del mundo soportan cada día. Decidí que quería ser parte de la solución y no parte del problema".
En los próximos 13 años Todd colaboró en las labores de asistencia de muchos otros desastres como el tsunami de 2004 en el Pacífico, el huracán Katrina en Estados Unidos, el terremoto de Cachemira de 2005, el terremoto de Haití, las inundaciones de Pakistán en 2010, el terremoto y tsunami de Japón de 2011, y el tifón de las Filipinas en 2013.
Con cada desastre, Todd recogió nuevas lecciones sobre cómo coordinar los aspectos logísticos de las labores de asistencia.
"Las grandes iniciativas requieren tiempo", comenta. "Los doctores, bomberos y los técnicos de emergencias médicas trabajan más eficazmente cuando no tienen que preocuparse de conseguir agua, alimentos u otros suministros, ya que pueden concentrarse de pleno en sus labores".
Tras el terremoto de Pakistán en 2005, Todd decidió permanecer en la región afectada luego de que muchas otras organizaciones concluyeron sus operaciones. Todd fundó Comprehensive Disaster Response Services (CDRS), organización que ofrece atención médica a pakistaníes que, de otro modo, no tendrían acceso a estos servicios.
La organización cuenta con una unidad de respuesta rápida que ofrece apoyo logístico y comunicaciones a equipos médicos y agencias gubernamentales que trabajan sobre el terreno.
"El secreto consiste en coordinar todo. He estado en muchos lugares en los que se duplican o derrochan", explica. "A veces una aldea recibe asistencia de todo tipo y otra nada. Nosotros vamos a zonas a las que todavía no ha llegado nadie y tratamos de organizar un sistema centralizado para que todas las agencias de socorro coordinen sus labores".
El CDRS cuenta con una clínica dental, un centro de vacunación, una maternidad, una farmacia, un laboratorio y una ambulancia. Shea pasa en Pakistán nueve meses al año.
En 2009, Todd colaboró en la fundación de Sustainable Healthcare Initiatives Now Empowering Humanity, entidad con sede en Estados Unidos que ofrece servicios de asistencia internacional en casos de desastre y atención médica sostenible en países en desarrollo.
Un músico encuentra Rotary
Fue durante el huracán Katrina en Nueva Orleans que Todd conoció a Jim Kushner, ex presidente y socio fundador del Club Rotario de Inwood, Manhattan, Nueva York. Juntos coordinaron labores de rescate de mascotas y la entrega de lanchas neumáticas, además de cooperar con el personal militar en la búsqueda y rescate de víctimas.
"Jim y yo somos como hermanos. Compartimos una pasión por ayudar a los necesitados", explica. "Con su ejemplo, él me ha demostrado que afrontar peligros para ayudar a los demás es un empeño noble y digno".
Desde entonces, ambos han colaborado en labores de asistencia tras múltiples desastres naturales.
"La energía de Todd nunca se agota. No importa lo difícil de la tarea asignada. Él encontrará la manera de completarla", señala Kushner. "Es como una locomotora que no se detiene ante nada".
El pasado mes de agosto, Todd se afilió al Club Rotario de Inwood. "Los clubes rotarios son tan buenos como lo son sus socios", explica. "Si estás motivado y deseas marcar la diferencia, afíliate. Yo animo a las personas que quieran traer un cambio positivo al planeta a utilizar Rotary como su palanca. Realmente no encontrarán una organización que la supere".
Música por una buena causa
Aunque Todd ya no persigue su sueño de convertirse en estrella, no ha abandonado por completo la música y, junto a otros músicos americanos y pakistaníes lanzó el proyecto Sonic Peacemakers, con el que ha celebrado conciertos benéficos en ambos países para concienciar al público y captar fondos para niños pakistaníes en situación de riesgo.
"Con frecuencia dejamos de lado a los niños", explica. "Fundé CDRS para que tengan acceso al mismo nivel de atención médica del que disfrutan los niños estadounidenses".
En cuanto a su desbordante vitalidad, Todd explica que sin ella no sabría cómo podría marcar la diferencia.
"El mundo puede ser un lugar muy desagradable", concluye. "Solo intento hacer la parte que me corresponde para transformar la indiferencia, la intolerancia y el odio en amor, bondad y compasión".
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